Esquerra asume el discurso de los recortes y se acerca al pacto con CiU
Los republicanos siguen exigiendo una consulta como máximo en 2014
El pacto entre Convergència i Unió y Esquerra Republicana de Cataluña va camino de superar su principal escollo, los presupuestos de 2013. Los republicanos tienen que pasar por el aro de los recortes para asegurarse una alianza con los nacionalistas que dé estabilidad al Gobierno de Artur Mas y garantice la celebración de una consulta por la independencia. La formación, que ha ido moderando sus críticas al tijeretazo, asumió ayer el discurso que CiU viene practicando para justificar los recortes. Los nacionalistas, a cambio, se abren a hablar de subidas de impuestos, algo impensable en la pasada legislatura. Las posiciones entre ambos partidos están cada día más cerca, y se esperan acuerdos de calado esta misma semana.
“ERC es muy consciente de la dificultad económica que sufre Cataluña, de que las finanzas pasan por un momento muy difícil y de que la Generalitat está prácticamente asfixiada”, apuntó Oriol Amorós, vicesecretario general de Comunicación y Estrategia de ERC. El objetivo de déficit obligará a la Generalitat a reducir sus gastos en 4.000 millones de euros. Los republicanos han puesto sobre la mesa una serie de medidas para aumentar los impuestos, pero CIU no las ve con buenos ojos. La suma de todas ellas da 1.000 millones. Los 3.000 restantes deben saldarse con un nuevo tijeretazo.
Los republicanos son conscientes de que ello acarreará desgaste en su formación, que viene de un fulgurante ascenso el 25-N: pasó de 10 a 21 diputados. Por ello se esfuerza en adaptar su discurso y en recalcar que cualquier recorte es culpa del Estado. “Serán unos Presupuestos de resistencia. Sobre todo, debidos a las deudas impagadas por el Estado y al expolio fiscal, que es insoportable”, cargó Amorós. ERC quiere demostrar a su militancia que ha hecho un esfuerzo para aumentar los ingresos. El principal objetivo de los republicanos es recuperar el impuesto de sucesiones. y gravar con una nueva fórmula a los bancos.
El partido también quiere plasmar en el acuerdo con CiU un compromiso que establezca que cada euro que se recupere de ingresos irá destinado a priorizar el gasto social. “Deberemos asumir unos Presupuestos que la gente no merece, pero serán los más sociales dadas las circunstancias”, dijo Amorós.
ERC asume todo este sacrificio para un único objetivo: que del pacto salga una hoja de ruta concreta para convocar el referéndum por la autodeterminación. El partido no pretende salir de las negociaciones con una fecha concreta, pero sí con un plazo límite: “No contemplamos ninguna hipótesis que vaya más allá de 2014”, recalcó Amorós. Los negociadores del partido pretenden fijar una hoja de ruta que marque claramente los pasos y el tiempo de actuación de la Generalitat para convocar el referéndum.
En cambio, CiU no tiene prisa en fijar la fecha de consulta. Por una parte, porque no sabe qué fórmula va a utilizar para hacerla; por otra, porque el Gobierno central pondrá todos los impedimentos legales a su alcance. El único compromiso de Convergència i Unió respecto a la consulta es celebrarla durante la legislatura, o sea que no tendría por qué ser antes de 2016.
Antes de celebrar el referéndum, CiU y ERC tendrán que impulsar en el Parlamento una ley de consultas que permita preguntar a los ciudadanos qué relación debería tener Cataluña con el resto de España. No podrá ser un referéndum propiamente dicho, porque este debería ser convocado por el Gobierno central. Por esta razón la fórmula preferida es una consulta no refrendaria, que se haría con base al padrón y no al censo electoral. Tampoco sería vinculante, pero los soberanistas entienden que ningún Estado podrá obviar su resultado si es suficientemente claro.
Unió Democràtica, el socio minoritario de la federación CiU, es favorable a celebrar la consulta, aunque no está nada claro que llegado el caso acabe defendiendo abiertamente la independencia. Los democristianos siguen apostando por la vía confederal. En cualquier caso, estos días no quieren aparecer como los que frenan el acuerdo con ERC. “No será por Unió que no haya un acuerdo de estabilidad parlamentaria”, dijo ayer su portavoz.
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