Humildad y responsabilidad
El PSC ha obtenido el peor resultado de su historia y la autora propone una serie de ideas para salir de la situación de atonía
Lo peor de tocar fondo es no ser consciente de ello. El PSC ha obtenido el peor resultado de su historia. Consolarse en el batacazo de Artur Mas o en haber obtenido algún escaño más que en el peor de los sondeos es inaceptable. Los electores se merecen más respeto y nuestros afiliados, más rigor.
Es tiempo de análisis y el miedo y la comodidad no pueden atenazarnos. El fantasma del pensamiento conservador y posibilista no debe imponerse. Creo que nos debemos un proceso serio de reflexión sobre el que apunto algunas ideas.
1. Realismo. Un dato: el PSC es la cuarta fuerza en Barcelona ciudad, a sólo unos centenares de votos de la quinta. Cuando se pierde en la capital, difícilmente se puede gobernar el país. Es el momento de la humildad. Comprender que somos la sombra desdibujada de lo que fuimos, nos permitiría iniciar un proceso honesto y profundo de cambios. Sin esta imprescindible humildad no volveremos a ser creíbles.
2. Responsabilidad. En política, las urnas sitúan a cada uno en su lugar. Artur Mas, con su fracaso, ha situado al país en un difícil callejón. Pero el retroceso del PSC también tiene responsables. Conformarse con el análisis simple de las dificultades del contexto o la imposibilidad de consolidación del nuevo proyecto es condenarnos a la pereza y a la inacción. Los electores quieren que saquemos conclusiones y que actuemos en consecuencia. Es el primer paso para recuperar su confianza y para ser útiles en una situación tan compleja.
3. Renovación. En estos momentos el PSC ya no puede generar procesos de renovación desde su propia realidad. La capacidad endógena de crear dinámicas de cambio y renovación no son suficientes. La impostura del relevo generacional o el frustrado último intento del Congreso del Nou PSC debería ofrecernos algunas enseñanzas. Cambiar de caras es fácil, renovar las ideas y el proyecto, no tanto.
4. Reconstrucción. El PSC necesita reconstruirse para poder aportar, con modestia, su fuerza en la articulación de una alternativa política a la hegemonía conservadora. Este proceso solo podrá hacerse con más democracia, no con menos. Un poderoso y radical proceso de democratización para un nuevo partido, con bases ampliadas que participen en las grandes decisiones como la elección del primer secretario y la redefinición del modelo de relación con el PSOE. También con el voto de los electores para la elección de candidatos. Primarias abiertas, más que nunca.
5. Refundación. Hoy hay más capital político reformador fuera del partido que dentro. Sin capacidad de acoger, ceder y recuperar a las personas que han acabado cansadas, decepcionadas o empujadas extramuros del PSC no tendremos ninguna opción. Exploremos fórmulas generosas e innovadoras para construir el proyecto del futuro con personas que deben poder estar juntas. Y desde esta posición trabajar para refundar el espacio progresista y articular algo más que una coalición electoral oportunista.
En el proceso de selección de listas al Parlament de Catalunya, he escuchado —con estupefacción y vergüenza— que era mejor ser pocos y bien avenidos, que muchos y diferentes. Esta mentalidad reduce la política a la homogeneidad acrítica y al silencio de los corderos. Sin pluralidad interna, no tendremos energías creativas, ni mejores soluciones para abordar los problemas de la sociedad catalana. El socialismo es libertad y democracia. Sin ellas, no hay futuro. Este es el desafío.
Laia Bonet es Jurista y miembro de la Comisión Ejecutiva Nacional del PSC.
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