La política del pop
Las obras de 34 artistas en el CA2M, Robert Crumb y el premio Turner Luke Fowler a la cabeza, permiten un recorrido por la iconografía del rock, punk, disco, electro o del hip hop resaltando su componente ideológico
¿Acaso no es político, siendo chicano en California y gringo en México, vestirse con una camiseta de Morrissey, o levantarse el flequillo como lo hace el que fuera líder de la banda británica de The Smiths mientras canta esas letras que hablan de sentirse extranjero en cualquier parte? ¿No es político fotografiar los veranos en la playa de algunos de los jóvenes que participaron en la llamada Primavera Árabe? ¿O no forma parte de la política rodar un documental con los fans de Depeche Mode que escuchaban su música en Irán cuando el país había cerrado las fronteras y prohibido cualquier manifestación que tuviera que ver con la cultura occidental?
Las actitudes de rebeldía y cuestionamiento de los valores y las doctrinas imperantes han tenido y tienen su reflejo en él arte y en la música. El pop abarca más de medio siglo de la historia reciente y sus manifestaciones, en todas sus formas (pintura, escritura, dibujo, performance, instalaciones, música, cine...) han servido para expresar los sentimientos y resentimientos de una época y de sus protagonistas anónimos, convertidos en propagadores, conscientes o inconscientes, de ideologías, movimientos o corrientes de pensamiento. Existe una política del pop.
Pop Politics: Activismos a 33 revoluciones, inaugurada ayer en el Centro de Arte 2 de Mayo (CA2M) de Móstoles, es una imponente muestra de ello, previa investigación de dos años. Con 34 artistas que incluyen al historietista Robert Crumb, al recientemente premiado con el premio Turner, Luke Fowler, o a la que pronto tendrá su propia exposición en el Reina Sofía, Azucena Vieites... Es una exposición comisariada por el joven Ivan López Munuera, que es un icono pop en sí mismo: flequillo levantado, gafas de pasta grandes y cuadradas, pantalones de pitillo, zapatos de pala afilada con calcetines fucsias y chaqueta de lana a cuadros, abotonada y cruzada. Toda una declaración de intenciones. Por no mencionar una locuacidad afectada por los cientos de palabros que enredan el mundo del arte: “piezas que suturan”, “biopolítica”, “agentes activos”, “propuestas aristadas”...
Pero todo eso se traduce en un curioso compendio de elementos y piezas —portadas de vinilos, fanzines, carteles, fotografías, vídeos, instalaciones, objetos musicales como tocadiscos, jukebox, o bafles...— que combinadas, superpuestas, articuladas u ordenadas formando estructuras cobran un sentido y llaman la atención sobre un aspecto o varios de la sociedad actual: la violencia oculta tras familias aparentemente felices (en los dibujos de Raymond Pettibon), la transexualidad de los y las cantantes de un mundo eminentemente machista como el del hip hop (en los collages de assume vivid astro focus), la esquizofrenia de un sistema basado en el consumo (en el documental sobre Daniel Johnston)...
El Centro de Arte 2 de Mayo (CA2M), dirigido por Ferrán Barenblit, mantiene su apuesta por visibilizar la creación contemporánea y su imbricación en las comunidades, en la vida pública y política de la gente corriente.
Pop Politics. Hasta el 21 de abril. CA2M (Móstoles). A 20 minutos en tren desde Atocha.
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