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La Caixa compra por un euro el Banco de Valencia con 5.500 millones de ayudas

La operación irá acompañado de 4.500 millones de fondos públicos que engordarán el déficit Se suman a los 1.000 millones que ya recibió el Banco de Valencia La operación incluye la concesión a Banco de Valencia de un esquema de protección de activos Los actuales accionistas de la entidad vendida perderán toda su inversión

El edificio del Banco de Valencia.
El edificio del Banco de Valencia. CARLES FRANCESC

La factura del reflotamiento del Banco de Valencia ha superado las peores expectativas. La antigua filial de Bankia ha sido adjudicada a Caixabank tras recibir 4.500 millones por parte de las autoridades europeas (dentro del paquete de 37.000 millones anunciados), que entregarán previamente el dinero al FROB. En mayo pasado el banco recibió otros 1.000 millones, por lo que la entidad valenciana acumula 5.500 millones de capital público. Los actuales accionistas de la entidad valenciana perderán su inversión.

Caixabank recibirá la entidad a cambio de un euro. Esto significa que el Estado asume la pérdida en la venta por lo que deberá hacerse cargo de los 5.500 millones que engordarán el déficit del Estado. La operación se cierra en el primer trimestre de 2013, lo que deja en el aire si se imputa a este ejercicio o al siguiente.

Pero La Caixa aún ha pedido más protección para quedarse con esta entidad, que solo tenía activos por 20.000 millones, por lo que las ayudas son la cuarta parte del balance, un récord en toda la reestructuración financiera. La operación incluye un seguro para posibles créditos morosos que aparezcan en 10 años de pymes, autónomos y avales. El Estado se hará cargo del 72,5% de los morosos, y la caja presidida por Isidro Fainé, del resto. Fuentes financieras dijeron que el volumen de créditos protegidos “son una cifra no muy elevada”.

Más ayudas que déficit de capital

Los 5.500 millones de ayudas superan el déficit que determinó la consultora Oliver Wyman en septiembre, que concluyó que el Banco de Valencia necesitaba 3.462 millones. Según fuentes financieras, la razón de esta diferencia es que la entidad valenciana no era viable de forma independiente, por lo que su financiación es más cara y no puede beneficiarse de los créditos fiscales de que disponía.

CaixaBank, que recibirá alrededor del 99% del capital, cuenta con que parte de los activos tóxicos, valorados en unos 6.000 millones, pasarán al banco malo. Fuentes de la entidad afirmaron que esperaban recibir algo menos de 3.000 millones por el traspaso. Además, los titulares de preferentes (inversores institucionales) y de deuda subordinada soportarán las pérdidas de la entidad. "Previamente a la recapitalización, según establece el artículo 4 de la Ley 9/2012, los accionistas actuales soportarán las pérdidas en las que haya incurrido la entidad", advirtió además el FROB.

Antes de la recapitalización, los accionistas actuales soportarán las pérdidas en las que haya incurrido la entidad, advierte el FROB

Con estas precauciones, CaixaBank afirmó en un comunicado que la adquisición del Banco de Valencia “tenga un impacto positivo en el beneficio por acción desde el primer año”. También dijo que efectuarán una reestructuración por importe de 233 millones brutos, aunque estima que a partir del año 2014 esta integración generará unos ahorros de costes anuales de 85 millones.

El Banco de Valencia está siendo administrado por el FROB desde el 21 de noviembre de 2011 y viene operando con normalidad con sus clientes y acreedores. “Esta operación de integración con Caixabank contribuye a asegurar su solidez financiera y garantiza su viabilidad”, dijo el FROB.

La subasta del banco, iniciada a principios de año, fue interrumpida en junio por el FROB a la espera del informe de Oliver Wyman. El proceso se reanudó hace dos semanas y trascendió que las dos entidades con más posibilidades de hacerse con el banco eran La Caixa y Bankinter, aunque también se presentó el BBVA.

La adjudicación fue para La Caixa porque su oferta era la mejor —y, según algunas fuentes, la única realista— y porque su proyecto se ajustaba a la impronta que los administradores del FROB han querido darle a la entidad: un banco comercial y de proximidad con arraigo entre las pymes y centrado en su territorio natural, lejos de la expansión que vivió la pasada década a lomos de la burbuja inmobiliaria.

Puerta abierta al mercado valenciano

Desde el punto de vista de La Caixa, la adquisición del Banco de Valencia le abre la puerta al mercado valenciano, donde su volumen de negocio es del 6,1% frente al 16,5% que tiene en el conjunto de España. Se trata de una comunidad autónoma que ha visto desmoronarse todo su sistema financiero en menos de un año, y en la que otra entidad catalana, el Sabadell, ha ganado mucha cuota de mercado tras serle adjudicada la CAM —32% entre clientes y 45% entre empresas—. Diversas fuentes apuntaron a que el modelo de negocio de La Caixa encajaría bien en un banco como el de Valencia, que tiene a 50.000 empresas entre sus 400.000 clientes.

Las fuentes consultadas apuntan a que Bruselas era partidaria inicialmente de liquidar el Banco de Valencia. Sin embargo, por increíble que parezca, este plan era “menos honroso para los contribuyentes”, según fuentes cercanas a la operación.

La entidad valenciana ha puesto en marcha en los últimos meses un fuerte plan de ajuste. Después de haber crecido muy por encima del sector —un 82% más de oficinas entre 2000 y 2008—, el banco decidió cerrar un centenar de oficinas —ahora tiene 356— que continuará en los próximos meses. También ha acordado con los sindicatos un expediente de regulación de empleo que implicará 360 despidos (de un total de 1.610 trabajadores).

El banco perdió en el primer semestre del año 389,4 millones de euros frente a unos números rojos de 876,5 millones en el mismo periodo de 2011.

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