Esquerra remonta el vuelo y desbanca como segunda fuerza a los socialistas
“La aspiración nacional ha salido reforzada”, afirma Oriol Junqueras
Triunfo rotundo de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). El partido que lidera Oriol Junqueras ha sido el gran vencedor de las elecciones de ayer. No solo consiguió duplicar su representación en el Parlament (de 10 diputados a 21), sino que se ha erigido como segunda fuerza en la cámara catalana (hasta ahora ocupaba la quinta plaza). Con casi el 99% escrutado, ERC ha obtenido 490.002 votos (13,65%), más del doble que hace dos años (219.173, 7%). “El pueblo se ha pronunciado y lo ha hecho con claridad. La aspiración nacional ha salido reforzada de estas elecciones”, valoró Junqueras.
La noche electoral en el hotel Catalonia (elegido por ERC para seguir el recuento) empezó con nervios y una alegría contenida, a sabiendas de que todos los sondeos eran favorables para la formación independentista. La cuestión era saber hasta qué punto. Los republicanos esperaban lograr entre 16 y 19 diputados, según una encuesta interna. Al final, los resultados han superado todas las expectativas, incluso las del propio Junqueras, que apostó por obtener 20 diputados en una porra con los periodistas.
A medida que avanzaba la campaña, el sueño de ser la segunda fuerza se hacía más plausible. Los primeros días, los republicanos expresaban ese deseo con la boca pequeña. Pero después de conseguir plenos absolutos en todos sus actos electorales (dejando a centenares de personas en la puerta e incluso, en alguna ocasión, teniendo que repetir el mitin) el anhelo se convirtió en afirmación sin complejos.
Esquerra se ha beneficiado especialmente del declive de CiU, que se ha dejado 12 diputados. Los republicanos temían que el partido de Artur Mas acumulara el voto soberanista, después de que el presidente de la Generalitat decidiera acaudillar la reivindicación soberanista plasmada en la manifestación multitudinaria de la Diada, el pasado 11 de septiembre.
Desde entonces, Esquerra tuvo que resituarse y para ello echó mano del discurso social, que hasta entonces había decidido mantener en un segundo plano. Incidiendo en su perfil progresista, los republicanos buscaron atraer al votante independentista, pero a la vez descontento con los recortes impulsados por CiU. La sombra provocada por los posibles casos de corrupción, además de la reactivación de las protestas por los recortes (a partir del debate de TV-3 y la huelga general del 14 de noviembre) han ayudado al trasvase de votos de CiU a ERC. “De estas elecciones han salido reforzadas las formaciones que defendemos un modelo económico más justo”, analizó Junqueras.
Finalmente, todo parece haberse conjurado para que ERC se quede cerca del medio millón de votos y de igualar el mejor resultado obtenido por Josep Lluís Carod Rovira en 2003 (23 diputados). La noche de ayer también le dejó una victoria especial a Junqueras en su propia plaza. ERC fue la fuerza más votada (algo nunca conseguido) en Sant Vicenç dels Horts (Baix Llobregat), municipio del que es alcalde hace año y medio. Las bancadas adjudicadas a los republicanos serán, en su mayoría, ocupadas por nuevas caras, entre ellas la número dos del partido, Marta Rovira, o el alcalde de Moià, Dionís Guiteras.
“Estas elecciones dejan una recomposición de las fuerzas de centro-izquierda y del ámbito soberanista”, aseguró Junqueras, que apostó por emprender un diálogo entre las fuerzas independentistas para preparar el referéndum. El republicano alertó de que el camino no sería fácil. “Habrá fuerzas que intentarán impedir que hagamos realidad nuestros sueños. Debemos ser conscientes de que nos pondrán trabas, por eso necesitamos más que nunca el apoyo del pueblo de Cataluña”.
En clave interna, Junqueras ha logrado cerrar una sangrienta etapa del partido, que viajaba a la deriva tras dos tropiezos sonados consecutivos en las urnas: las autonómicas de 2010 (pasó de 21 a 10 diputados) y las municipales de mayo de 2011 (perdió la representación en las grandes ciudades). Con su carácter conciliador, Junqueras consiguió acabar con las luchas internas de ERC y, con su tono épico, insuflar renovadas ilusiones a los militantes.
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