Reinventar Enescu
Lucian Ban reinventó en el Auditori la música de Enescu encadenando estremecimientos
Históricamente los caminos del jazz y de la música llamada clásica se han juntado en innumerables ocasiones con resultados dispares, desde la frivolidad más simplista hasta la belleza hipnótica de muchas composiciones de Gershwin o los experimentos turbadores de Gunther Schuller y la primera Third Stream. Una historia de amor/desamor que no ha concluido y que probablemente no concluya nunca mientras la música exista.
LUCIAN BAN
FESTIVAL DE JAZZ
Lucian Ban
Auditori de Barcelona
13 de noviembre
Uno de los últimos capítulos llega desde Nueva York pero capitaneado por el pianista rumano Lucian Ban que, con la mirada del jazz más prospectivo, ha profundizado en las partituras de su compatriota George Enescu. Una revisión luminosa e imaginativa, sorprendente de principio a final. Lucian Ban, en colaboración con el contrabajista John Hebert, tomaron varios fragmentos de diversas obras de Enescu y les dieron completamente la vuelta para que, sin perder ni la rítmica ni el colorido del original muy anclado en su folclore, sirvieran de plataforma para alguno de los mejores improvisadores de la actual escena neoyorquina. El disco resultante fue una de las sorpresas más agradables de la pasada temporada. Ahora, su puesta en escena ha rozado la genialidad.
En el Auditori, Lucian Ban reinventó la música de Enescu bordando un estremecimiento a cada paso. Ban mostró un toque pianístico heredado directamente de la tradición clásica europea pero terriblemente imaginativo en las improvisaciones, un Enescu más abierto si cabe y con los pies pisando un asfalto de lo más actual. John Hebert faltó a la cita pero fue sustituido para esta gira por un grande del contrabajo, Mark Helias, que se lució especialmente en una revisión de la sonata para violonchelo y piano del compositor rumano (solo se interpretaron obras suyas). Completando una banda de verdadero lujo destacaron el trompetista Ralph Alessi, el saxofonista Tony Malaby, el viola Mat Maneri y el histórico intérprete de tabla Badal Roy, que tuvo también sus momentos de protagonismo tendiendo un sólido puente entre el folclore indio y el rumano.
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