Las contradicciones del mundo, según Agnès Varda
La cineasta y artista plástica inaugura en Sevilla su primera muestra en España
Agnès Varda, considerada la madre de la nouvelle vague por los críticos y convertida ahora en figura de referencia para el movimiento antiglobalización, no ha perdido un ápice del empuje que desde hace medio siglo le lleva a reflejar “las contradicciones del mundo”. A sus 84 años, la cineasta belga inauguró ayer en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) de Sevilla su primera exposición individual en España. Las dos orillas de Agnès Varda reúne instalaciones, fotografías y películas de 1956 a 2009.
“Los gatos tienen siete vidas, yo tengo tres: fotógrafa, cinematógrafa y artista, y en esta exposición me siento totalmente reconocida”, comentó este martes en Sevilla Agnès Varda, autora de películas de culto como Cleo de cinco a siete (1962), Sin techo ni ley (1985) o su última cinta Las playas de Agnès (2008), una autobiografía fílmica y personal en la que el mar es el protagonista.
En su faceta de artista plástica, en la que se ha volcado desde 2000, Varda sintetiza todo su bagaje creando piezas cargadas de poética y de verdad como la video-instalación Las viudas de Noirmoutier (2005). “Estamos frente a viudas que viven en una isla, por lo que están doblemente solas. En esta obra he querido que cada espectador se enfrente a la verdad de cada mujer solo —la pieza es un retablo con 14 pantallas y otros tantos auriculares en la que las mujeres cuentan su historia—. Es una obra en la que he podido hacer todos mis oficios y en la que, especialmente los hombres, pueden imaginarse la vida interior de su propia madre en una situación muy particular”, explica la artista a quien el Festival de Cine Europeo de Sevilla ha concedido un premio a su trayectoria y proyectará 19 de sus obras, entre cortos, largos y documentales.
Para la creadora belga no existen los límites entre realidad y ficción
“La temática del mar me apasiona, he vivido muchos años cerca del mar por eso hemos incluido la instalación Orilla del mar (2009) que es una percepción de la vida dentro de tres sistemas: una reproducción fotográfica sobre la que se proyecta una ola filmada y, después, arena que es la realidad de la vida. Es una reflexión sobre cuál de los tres es mi oficio”, explicó la creadora, que actualmente prepara una integral de su toda su filmografía.
A Varda no le gustan los límites y, menos aún, la delgada línea que separa realidad y ficción en el cine. “Para mí la frontera entre documental y ficción no existe realmente, mi espíritu trabaja continuamente entre ambas siempre como consecuencia de las contradicciones del mundo”. “El arte nos ayuda a vivir”, añadió.
“Filmo gente verdadera pero, al mismo tiempo, investigo, intento construir el cine con materia real. Es decir, que la estructura del cine me interesa tanto como la realidad de las personas”, comenta la autora del documental Panteras Negras (1968) o del vídeo Hola, cubanos (1962-1963) realizado a partir de 1.800 fotografías que tomó en la isla. Ambos pueden verse en la muestra hasta el 31 de marzo junto a otras obras como Respuesta de mujeres (1975), un alegato feminista en el que las mujeres dejan claro que quieren redefinir su papel en la sociedad y no ser tratadas solo como objeto del deseo en la publicidad o como castas madres y amas de casa.
“Los cineastas no somos fabricantes de divertimento, este es un oficio de artesanos. Aunque eso no quiere decir que vayamos a aburrir a la gente, la divertimos también pero el objetivo no es hacer un espectáculo y ganar mucho dinero”, apuntó la artista y directora de cine quien, durante la presentación de su muestra, intercaló parrafadas en español, idioma que aprendió cuando, en los 50, pasó un año estudiando Bellas Artes en España.
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