Un equipo contra la incomprensión

“Cuando me pidió perdón le dije que no le iba a decir en ese momento si le perdonaba o no. Eso era una cuestión que me guardaba para mí. Pero le agradecí su actitud y le dije que, cuando salga de la cárcel, cuando pague todo lo que ha hecho, no tengo problema en tomar un café con él”. Maixabel Lasa, al igual que otras víctimas del terrorismo, se ha reunido con un preso arrepentido de ETA, en su caso un recluso de la banda que formaba parte del comando que asesinó a su marido, el exgobernador Juan María Jáuregui, en 2000.

El preso no conocía a su marido, ha explicado Lasa esta semana en una entrevista en Euskadi Irratia. Hablaron durante dos horas, una experiencia dura, pero que Lasa decidió afrontar en cuanto tuvo ocasión, tras consultarlo con su hija.

Lasa se ha apoyado preferentemente durante la última década al frente de la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo en Txema Urkijo, una de las caras visibles de la plataforma ciudadana Gesto por la Paz. Urkijo, un independiente que ocupó la siempre polémica Dirección de Derechos Humanos de la consejería de Justicia cuando encabezaba ésta Joseba Azkarraga, de EA, dejó su cargo tras tres años y medio. Volvió al Ejecutivo de la mano de la propia Lasa, con quien había trabajado estrechamente durante su etapa de director. Abogado de profesión, el adjunto a la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo forma parte de un equipo en el que también figura Jaime Arrese, hijo del político de UCD del mismo nombre asesinado por ETA en 1980.

Los responsables de la oficina han recibido críticas y presiones por todos los flancos: por sus reclamaciones de un mayor compromiso del Gobierno vasco con las víctimas, por sus ideas a favor de la reinserción de los presos etarras, o por defender, en consecuencia, la vía Nanclares y las reuniones entre las víctimas y los reclusos que la secundan. Aunque no todos: Urkijo y Arrese mostraron sus reticencias a que la hermana de Gregorio Ordóñez, Consuelo, portavoz de Covite, se encontrara con el preso Valentín Lasarte para demostrar la “inutilidad” de estas medidas.