El PSE atribuye el desplome al clima económico y a la tensión nacionalista

La dirección del PSE-EE entiende que los hados no le han sido favorables en las elecciones autonómicas del pasado domingo. En su reunión de ayer, en Bilbao, consideraron en líneas generales que la pérdida de 9 de los 25 escaños de que disponían hasta ahora obedece especialmente a la existencia de un clima económico “desfavorable” y al impacto de la “tensión nacionalista”, que debilita ante las urnas, dicen, su mensaje.

Según algunas fuentes consultadas por este periódico, no se advirtió una especial oposición al guión electoral marcado, a pesar del desplome, ni se urgió a un revisionismo ideológico ni de cargos de referencia. El lehendakari en funciones, Patxi López, comparecerá hoy en rueda de prensa para detallar los debates cruzados de ayer.

En el PSE-EE hay un profundo malestar por la “falta de reconocimiento” social a la gestión desplegada desde el Gobierno vasco, que se ha reflejado en una abstención reacia al apoyo en las urnas. Este divorcio es una constante en las últimas citas locales y forales y tiene su fundamento en el castigo infligido a la etapa de Rodríguez Zapatero, a quien se responsabiliza de la caída generalizada en una profunda crisis económica.

En la dirección socialista se asiste al convencimiento de que el Gobierno vasco ha desplegado una “política social comprometida”, oponiéndose a los recortes de Mariano Rajoy, que llevaron a la ruptura del pacto político con el PP. Incluso, en la reunión de ayer se recordó la apuesta por la normalización de la vida política, a la que se ha contribuido, dijeron algunas intervenciones, serenando el debate.

Ausencia de críticas en el balance de la dirección, que López detalla hoy

Para algunos socialistas, el PSE-EE se siente “atrapado” por la situación de debilidad ideológica ante la crisis que se detecta en el PSOE. “La gente no cree que ante situaciones de incertidumbre económica la izquierda vaya a darle soluciones y por eso siempre prefiere votar a la derecha como ocurre con el PP en Galicia o con el PNV, en Euskadi”, indicó uno de ellos.

Además, en el socialismo vasco se ha acusado negativamente el aislamiento que les provoca el debate identitario, al crearse una “tensión nacionalista” de la que no participan y que en esta campaña ha patrimonializado EH Bildu y, en su derivada, el PNV a quien se le ha adjudicado una posición reservista.

Con todo, la caída continuada del PSE-EE por la pendiente electoral no se va a traducir, de momento, en cambios significativos en el discurso ideológico ni en los cargos de responsabilidad. “No ha habido intervenciones críticas”, admitió un dirigente vizcaíno, quien descartó, a continuación, la existencia de “una oposición interna” que intente pasar factura por la derrota electoral. Eso sí, en la reunión de ayer se compartió la necesidad de “ir adecuando” el mensaje a la nueva realidad que se ha impuesto en el País Vasco y que tomará carta de naturaleza a partir de la constitución del nuevo Parlamento. En este clima no podrá olvidarse la guerra interna que resurgirá en la afiliación alavesa y que fue silenciada por el interés electoral. Sin embargo, los adversos resultados en este territorio, a pesar de la presencia de Patxi López como cabeza de cartel, avivan las diferencias entre los oficiales de Txarli Prieto y el sector de Juan Carlos Alonso.

En su calendario inmediato, los socialistas mantendrán su propuesta de analizar en una próxima conferencia interna, que hubo de ser aplazada por el adelanto electoral, estos aspectos de reciclaje ideológico. Con esta iniciativa se conseguiría una lógica proyección exterior habida cuenta de la precaria situación a la que el PSE-EE se verá abocado a partir de la salida del Gobierno vasco y de una posición nada determinante en la Cámara, siempre a merced de las intenciones del PNV.