_
_
_
_

Viaje con las almas del ‘Titanic’

La exposición que recrea la tragedia del navío atraca en el Pabellón de la Navegación de Sevilla En la muestra se exhiben unas 200 piezas originales y se recrean algunas estancias

Imagen de la escalera principal del barco que decora una de las salas de la exposición.
Imagen de la escalera principal del barco que decora una de las salas de la exposición.

Se podría hacer una película con cada una de las 2.207 historias de las personas que iban abordo del Titanic. Josefa Soto y Víctor Peñasco, un matrimonio de españoles que llevaban de viaje un año, protagonizaron una de esas tragedias. La joven pareja de recién casados se embarcó en primera clase en el puerto de Cherbourg (Francia). La madre de Víctor no quería que viajaran en barco, pero ellos planearon una estrategia para que no los descubriesen. En el apartamento que tenían en París dejaron a su mayordomo encargado de que le enviara cartas a la madre del joven, ellos las habían escrito con anterioridad. Del hundimiento, la noche del 14 al 15 de abril de 1912, solo se salvó María. Su suegra continuó recibiendo las cartas hasta que el mayordomo fue avisado de la tragedia. Esta historia, y muchas otras, 200 objetos originales, maquetas y recreaciones de las estancias del buque se pueden visitar en la exposición Titanic.The exhibition, desde este viernes y hasta finales de abril, en el Pabellón de la Navegación de Sevilla. 

Imagen de un camarote de primera.
Imagen de un camarote de primera.

Desde que el espectador entra en la exposición el frío de la noche del hundimiento recorre cada parte de su cuerpo. Las paredes están forradas de negro y hay grandes fotografías junto a vitrinas cargadas de recuerdos. Un audio guía con la banda sonora de la película de James Cámeron y una voz de hombre van llevando al visitante por cada sala. El recorrido comienza con la historia de la construcción del Titanic y de su ideólogo (Lord Pierre). Hay postales, billetes de pasajeros y una maqueta gigante del buque cuidada el detalle y abierta por un lateral. Por cada sala se cuentan las historias de algunos de los pasajeros y también se dan datos como el de que costó unos 10 millones de dolares en aquella época -1.000 millones de euros en la actualidad-.

Alfred Nourney era un joven alemán de Colonia que viajaba a Nueva York en primera clase. A todos iba diciendo que quería conocer a los indios americanos, pero la realidad era que la familia lo mandaba a Estados Unidos para mantenerlo alejado un tiempo de su casa, porque había dejado embarazada a una de las criadas. Nourney está registrado en la lista original del Titanic, la misma que se exhibe al principio de la exposición y que fue revisada y aprobada por la compañía propietaria del navío (White Star Line) el 6 de junio de 1912. La lista es la única de la que se tiene constancia y en ella están el nombre, los apellidos, la edad, la clase y la dirección de los 1.009 pasajeros que se encontraban a bordo, sin contar la tripulación.

En la exposición de Titanic también hay recreaciones de diversas estancias del buque. Antes de entrar en el pasillo con los camarotes, se puede apreciar como era el dormitorio de la tercera clase: dos literas, mantas rojas y una lavabo. Al final del corredor otra gran sala, en esta se encuentra una habitación de primera clase: tonos verdes en las paredes, una cama de matrimonio, lamparas de oro y objetos de lujo. Eduard y Gerda Lindell no eran de primera clase, pero la alianza de oro del matrimonio es uno de los objetos de más valor de la exposición porque fue hallado en uno de los botes un mes después del hundimiento. El collar de Kate Phillips también está entre las piezas de más valor. La joven era en la que estaba inspirado el papel de Rose de la película Titanic.

La última foto que se tiene del Titanic es del 10 de abril de 1912, cuando el barco levantó anclas del puerto de Belfast (Irlanda). Esta instantánea está en la exposición de Sevilla y ahora la imagen cobra más valor que nunca porque se van a cumplir 100 años de una de las mayor tragedias.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_