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La deuda de la Generalitat con el sector del libro es de 32 millones

El sector del libro valenciano vive su punto más “dramático” según editores y libreros

Libreros concentrados este lunes ante el edificio Prop de la Generalitat en Alicante.
Libreros concentrados este lunes ante el edificio Prop de la Generalitat en Alicante. PEPE OLIVARES

La actual crisis financiera no afecta a todas comunidades por igual, ni a todos los sectores económicos. El sector del libro valenciano, tanto de las editoriales como de las librerías, vive su punto más “dramático”, según denuncia la Associació d’Editors del País Valencià. La Generalitat adeuda en este momento 11 millones de euros del bono-libro del curso pasado, que debía haber pagado en octubre de 2011. Además, de que tampoco ha pagado los 21 millones de las becas a las familias, para aquellos alumnos que estaban en niveles que no entraban en el bono-libro. “Los que llevamos muchos años en el sector no habíamos vivido una situación tan dramática como en la que estamos ahora”, reflexiona el presidente de los editores valencianos, Jesús Figuerola.

“El sector de libro está en la peor situación que se ha visto en muchos años, por la situación de crisis y por las singularidades propias de la Comunidad Valenciana: tenemos una Administración que no ha cumplido sus compromisos. No ha pagado el bono-libro; a las editoriales todavía se les debe dinero de 2010 y 2011; y las becas de libros de texto no se están pagando”, resume Figuerola.

Si a los impagos actuales se suman los “10 millones de euros” que la Comunidad Valenciana ha perdido de los planes estatales de lectura que se implantaron en 2005, el balance del sector editorial lo sitúa al límite de sus posibilidades para sobrevivir. “El problema de fondo es ver cuánto tiempo tardaremos en remontar la situación, porque estamos peor que en otras comunidades, que desde hace siete años han impulsado los planes de lectura en el sistema educativo y en las bibliotecas escolares”, advierte.

“En la Comunidad Valenciana el número de fondos documentales por habitante (que es un recuento estadístico de todos los libros y contenidos multimedia que hay en las bibliotecas de una comunidad autónoma) está por debajo de la media nacional, porque otras comunidades han puesto las cantidades del plan estatal que tocaba y la Generalitat no”, puntualiza Manel J. Romero, el secretario técnico de la asociación valenciana de editores.

“El problema es cuánto tardaremos en remontar la crisis”

El impacto de la falta de políticas activas para apoyar el sector y promover la lectura entre los escolares se ha revelado ya como uno de los principales problemas que afectan al sistema educativo, según los resultados de la primera prueba de evaluación diagnóstica realizada por la Consejería de Educación conforme a los criterios de los informes PISA.

La radiografía a todo color del sistema educativo arroja un alarmante suspenso en rojo. El 60% de los 46.929 alumnos de 4º de Primaria y de los 48.883 de 2º curso de la ESO evaluados en ortografía y gramática obtiene resultados por debajo de la media en las tres lenguas del sistema (castellano, valenciano e inglés).

“La verdad es que la falta de lectura provoca unas lagunas brutales en todas las áreas de competencia”, advierte el presidente de los editores valencianos.

¿Qué está haciendo la Administración para elevar el nivel lectura en este país? “Una política de cosmética”, basada en propaganda, proyectos sueltos o campañas menores. Más allá de esto no hay ni planes rectores ni evaluables de la situación del sector.

Es más, la actual consejera de Educación, Formación y Empleo, María José Catalá, no se ha reunido con el sector editorial ni con los libreros. “Siempre hemos planteado la necesidad de que la Administración llegue a un consenso con el sector implicado en el libro, que analizáramos la situación, nos marcáramos caminos y objetivos a seguir y evaluables”, puntualiza Romero.

“Es necesario aumentar dos puntos el nivel de lectura general y un punto, por lo menos el de lectura en valenciano. Y, sin embargo, somos la última comunidad con lengua propia en cuanto a lectores”, coinciden.

“Hemos de conseguir entre todos una red de librerías potente, porque están muriendo”

Los editores muestran su “preocupación” por la deuda que acumulan las librerías. “Hemos de conseguir entre todos que haya una red de librerías potente, porque las librerías están muriendo y por muchas razones”. Para frenar esta deriva, Romero afirma que la Administración, junto con el sector del libro implicado, debería “definir dónde están las debilidades y adónde se quiere llegar, y trazar un plan. Ese plan como tal no se ha hecho nunca. No existe un instrumento que, además, sea evaluable para introducir medidas correctoras”.

En este terreno, no hay que inventar nada. “Esto se está haciendo ya en otras comunidades como Galicia o Andalucía. Cataluña hace poco ha presentado un plan, en el cual se parte del análisis de la realidad y a partir de ahí hacia adónde se quiere ir”, explica Figuerola.

“Sabemos que hay una situación de crisis económica. Pero hay que definir hacía donde queremos ir”, añade el presidente de los editores valencianos. “El problema es que un Ayuntamiento puede hacer una actuación, otro puede hacer otra, la Generalitat una campaña de no sé qué, ¿pero todo esto realmente se está valorando y evaluando qué incidencia tiene en la promoción del libro en valenciano y en el fomento de la lectura?”. La respuesta a la pregunta de Figuerola es un “no” rotundo.

“La realidad es que hace diez años la Comunidad Valenciana estaba mejor, estaba entre la media nacional en nivel de lectura y fondo documental, y ahora estamos por debajo de la media, porque comunidades que estaban por detrás de nosotros han impulsado y financiado planes y ahora están por delante”, concluyen los editores valencianos.

"Tenemos una Administración que no ha cumplido sus compromisos", afirma Figuerola

El fin de las ayudas al bono libro, que el año pasado beneficiaron a más de 300.000 estudiantes valencianos deja al sector fuera del circuito. La "ocurrencia" del banco de libros, en manos de familias que se prestan como se ha hecho toda la vía, sin un plan para comprar y reponer fondos, solo perjudicará a las familias con menos ingresos. "Los que tengan dinero comprarán libros nuevos", afirma Romero. 

"Nosotros y los libreros, porque estamos juntos en esto, insistimos mucho al secretario autonómico de Educación, en que en el tema de los libros era necesario garantizar que el dinero que se iba a destinar a las familias en ayudas al libro garantizara que fuera a parar al sector. Es decir, que acaba siendo invertido en compra de libros", afirman Figuerola y Romero.

Sin embargo, la orden que se ha publicado "no garantiza que si en este momento hay 20 millones para ayudas a la compra de libros, vayan a destinarse a ello", presume la asociación de editores. "Nos tememos que el discurso del banco de libros y de la reutilización sirva de coartada para no gastarse el dinero que había presupuestado para becas", consiente Figuerola.

"Una cosa es el modelo de reutilización implantado en Francia, en Castilla-La Mancha, durante las legislaturas socialistas, o en Andalucía y Galicia, aunque luego se ha cambiado", explica el secretario técnico de los editores. "Son modelos de reutilización en los que la Administración invierte en adquisición de libros, con un procedimiento de renovación, de control y donde el propietario es la Administración. Esto es otra cosa. Es una ocurrencia", concluyen los editores.

“Ellos ganaron los votos y nosotros, la deuda”

EZEQUIEL MOLTÓ, Alicante

“La gratuidad de los libros de textos la hemos pagado nosotros”, denunció este lunes el presidente de la Asociación Provincial de Libreros y Papeleros de Alicante, José Antonio López Vizcaíno, mientras se concentraba, junto a decenas de afectados, ante las puertas del edificio Prop de la Generalitat en Alicante. Los libreros vendieron los libros con el bono-libro, pagaron las facturas y no han cobrado. Ahora, un año más tarde, un 20% de los pequeños establecimientos de Alicante han cerrado arrastrados por las deudas. “Los votos los han ganado ellos y nosotros, las deudas”, aseguró el representante de este colectivo.

Francisco Carrión, secretario de la asociación admitió que la Generalitat nunca dice que no cobrarán, “pero el dinero no llega y muchos cerrarán”, dijo Carrión. A la mayoría de los afectados les deben entre unos 5.000 y 45.000 euros, que son unas cifras muy importantes para estos pequeños negocios.

Juan Antonio Verdú, de papelería Azul de Alicante, se lamentó de que el dinero de sus ahorros de toda la vida “lo tenga la Generalitat y no el banco”. La dueña de Papelería Noveldense, Leonor, ha tenido que suscribir préstamos con los bancos porque no puede pagar. “Yo he subvencionado la política de libros gratis”, se quejó. José Sempere de la librería Papers de Santa Pola concluyó: “No somos una financiera, sino una librería que quiere cobrar y vender”.

Y por si faltaba algo, el gremio denunció la competencia desleal de las AMPA que venden libros y material escolar en los colegios “sin pagar impuestos como nosotros, y no pasa nada”, denunció otra afectada.

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