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AENA aprovechará el tirón de la T-2 de El Prat para incrementar su oferta comercial

La antigua terminal aumenta el 22% el número de pasajeros hasta septiembre

Dani Cordero
Unos pasajeros caminan por uno de los módulos de la Terminal 2 del aeropuerto de El Prat, ayer.
Unos pasajeros caminan por uno de los módulos de la Terminal 2 del aeropuerto de El Prat, ayer. TEJEDERAS

La Terminal 2 del aeropuerto de El Prat va viento en popa. Su crecimiento ha sido del 21,7% hasta septiembre —8,67 millones de pasajeros—, un porcentaje muy superior al de la flamante pero estancada T-1 —18,9 millones y -1,8%, debido al cierre de Spanair—. La presencia de Ryanair, EasyJet y de otras compañías que no aparecen en las tres alianzas aéreas, sobre todo las rusas, han originado ese crecimiento, incomparable a cualquier otra terminal aeroportuaria española. “Ni está vacía, ni está abandonada ni es una terminal low cost”, aseguró ayer la directora de las instalaciones, Sonia Corrochano, para romper con los mitos que se han instalado en una terminal en la que todavía ayer se podían ver locales vacíos y papeleras amontonadas y apartadas.

Ahora, vista la evolución de los últimos años, AENA quiere sacar partido a esa evolución y hacer caja. Por ello, durante el próximo año hará obras para instalar nuevas tiendas y adjudicará un concurso para que se instalen nuevos operadores.

Según los planes de AENA, el número de tiendas pasará de 24 a 37 y el conjunto de su superficie comercial crecerá el 75%, de 5.198 a 9.083 metros cuadrados. El canon que pagará cada establecimiento a AENA —hasta el 30% en el caso de las cafeterías y hasta el 18% en el de los comercios— permitirá al gestor de los aeropuertos españoles elevar su facturación en la T-2 entre el 35% y el 40%, según explicó José Manuel Fernández Bosch, director de servicios comerciales y gestión inmobiliaria de AENA.

Los comercios existentes en el aeropuerto de Barcelona ingresan en torno a 250 millones de euros anuales, de los que 60 se los queda el gestor aeroportuario en concepto de canon. La T-2 aporta el 30% —el equivalente en pasajeros— de ese dinero, pero ese peso crecerá a partir de 2013, ya que actualmente la presencia comercial es muy reducida. Si en la T-1 hay 740 metros cuadrados comerciales por cada millón de pasajeros que pasan por sus instalaciones, en la vieja terminal esa ratio se reduce a unos 500 metros cuadrados. “A partir del próximo año, habrá igualdad de oferta”, dijo Corrochano.

Los nuevos planes se notarán sobre todo en el lado aire —los que dan a las puertas de embarque—, pero también repercutirán sobre la zona tierra, donde la desaparición de compañías es todavía muy evidente. AENA desmantelará los cubículos que siguen sin actividad.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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