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¡Enormes!

'Los talentos' es otro ejemplo del alto nivel creativo que se cuece en Argentina

“Es noche de sábado en Buenos Aires”. Este es el primer verso de un soneto que los talentosos Ignacio y Lucas componen a cuatro manos compitiendo entre ellos en destreza y rapidez encerrados en el apartamento de un amigo. Pasatiempo recurrente, la creación de poemas, como lo es escribir anagramas, inventar palabras o armar un atlas de países inventados. Nuestros protagonistas son dos adolescentes tan cultos y eruditos como arrogantes. Se saben y sienten superiores al resto de los mortales de su edad que pasan las noches de los sábados ligando en discotecas. Ellos, como mucho, se acercan a la puerta de la disco sin llegar a entrar para dedicarse a “sostener la mirada” a las “minas” confiando en que eso sea suficiente para que ellas se den cuenta de su superioridad y caigan así rendidas a sus pies. Las enseñanzas del Arcipreste de Hita en El libro del buen amorson otra estrategia para poder relacionarse con las chicas. Y otra maniobra que, como la anterior, demuestra ser poco eficiente. Agustín Mendilaharzu y Walter Jacob, los autores de este magnífico texto, plantean el talento no como una virtud, sino como un auténtico inconveniente a la hora de relacionarse con el mundo. La figura del intelectual, pues, en tela de juicio. Y con qué gracia.

LOS TALENTOS

Dramaturgia y dirección: Agustín Mendilaharzu, Walter Jakob.
Intérpretes: Julián Larquier Tellarini, Julián Tello, Pablo Sigal,
Carolina Martín Ferro.
Escenografía e iluminación: Magali Acha.
Sala La Planeta, Girona, 5 de octubre.

Para talento, el de estos jóvenes autores que, por lo visto, empezaron a gestar esta pieza como trabajo de fin de curso, la presentaron hará unos tres años en Buenos Aires, ganaron premios y ahora ha recalado en función única en el Festival Temporada Alta de Girona, que siempre ha sido nuestra puerta más cercana a la dramaturgia argentina. Los talentos es otro ejemplo, tras los montajes que hemos podido ver de Veronese, Daulte, Spregelburd, Tolcachir y Romina Paula, del alto nivel creativo que se cuece en ese país. Perfectamente estructurada, imaginativa e ingeniosa. Los talentos es también un ejemplo de sobriedad escénica. Como sus compatriotas, Mendilaharzu y Jacob no necesitan más que un par de sillas y, en este caso, una pizarra para poner en escena su obra. En cuanto al trabajo de los intérpretes, qué decir de ellos además de que son argentinos. Por lo que hemos podido apreciar desde aquí, todos los actores argentinos son buenísimos y capaces de colarnos lo que sea con gran naturalidad. En este montaje acabamos de descubrir a cuatro en los papeles de las dos lumbreras, el de la chica, y el del hermano de esta y amigo de los otros dos, que pone el apartamento y vive un poco entre ambos mundos.

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