El temporal y el rescate de los buques varados destrozan la playa de El Saler
La ampliación del puerto de Valencia amenaza la costa sur hasta L’Albufera
Si se revisan los mapas del litoral valenciano en los últimos cien años se aprecia cómo desde que se construyó el puerto de Valencia las playas del sur se erosionan. “Es una cuestión que, en la jerga nuestra llamamos de cultura general”, describe el consultor y experto en temas medioambientales Vicent Torres. La fotografía de ayer lo confirma: la silla del puesto de socorro de la playa de El Saler acabó hundiéndose en la mar, tras producirse una suerte de acantilado artificial a causa de la extracción masiva de arena provocada por los trabajos para reflotar los buques BSLE Sunrise y Celia, varados en la playa a consecuencia del fuerte temporal del sábado. El primero, de 113 metros de eslora, está cargado con tubos de acero, y el segundo, de 118 metros de eslora, lleva contenedores vacíos.
Los remolcadores Punta Mayor y Sar Mesana, de Salvamento Marítimo, han logrado girar el Sunrise 90 grados hasta colocarlo proa al mar. Los remolcadores tienen una potencia elevadísima y sus hélices, junto con las del propio barco, girando durante horas, han provocado fuertes corrientes que han cambiado la fisonomía del fondo en la zona. Como consecuencia de ello, la playa ha perdido varios metros de anchura.
Así, la silla del socorrista de la Cruz Roja se hunde en el mar ante una suerte de acantilado y la mirada atónita de visitantes inusuales que se acercan expectantes a ver las tareas para reflotar los dos barcos encallados en la playa de El Saler.
Capitanía Marítima concedió ayer al armador del buque BSLE Sunrise una prórroga de 24 horas para que presentara un plan de reflotamiento alternativo que refuerce el dispositivo actual.
Cada espigón es un parche que causa desequilibrios en el litoral valenciano
El capitán marítimo de Valencia, Felipe Cano, informó de que si los remolcadores no pueden sacar el BSLE Sunrise se utilizarán tubos de succión para dragar la arena y crear una piscina alrededor del casco. Cano subrayó que la regeneración de la playa de El Saler irá “a costa del armador”, que será el responsable de “pagar” las tareas de reflotación “antes de que el buque salga” de la playa valenciana.
El armador del otro buque varado, el Celia, sí ha presentado un plan para reflotar el barco aprobado ya por la Capitanía Marítima de Valencia.
De acuerdo con la propuesta del armador, el lunes llegó a Valencia el remolcador Med Fos, procedente de Gibraltar, que será el encargado de llevar a cabo las operaciones para intentar reflotar el Celia. El buque siguió ayer inclinándose y hundiéndose en la arena a consecuencia del oleaje.
Mientras, los expertos consultados por EL PAÍS confirman las peores expectativas que se pusieron sobre la mesa en los debates sobre la ampliación del puerto entre 2005 y 2007.
El entonces director general de Calidad y Evaluación Medioambiental del Ministerio de Medio Ambiente, Jaime Alejandre, bloqueó la ampliación del puerto en febrero de 2007, precisamente, atendiendo a varios informes realizados por expertos de la Universidad Politécnica y de la Universitat de València.
En los diques del puerto la arena se arremolina y saca la de las playas del sur
La Declaración de Impacto Ambiental (DIA) publicada en el Boletín Oficial del Estado el 16 de agosto de 2007, obligaba a la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), en calidad de promotora, a “realizar medidas compensatorias en lo que el puerto ha causado históricamente al litoral sur”.
El puerto debía de realizar un “seguimiento” del litoral obligado por la DIA, realizando una “foto fija” de las playas durante las obras y hasta cinco años después de la ampliación del puerto, además de “observar su evolución cada seis meses”, bajo la supervisión de la Dirección General de Costas del Gobierno. La Autoridad Portuaria, consultada por este diario, aplazó sus respuestas para más adelante.
“¿Qué explicación da el puerto del trasvase de arena?”, se preguntan Torres y el profesor de Urbanismo Joan Olmos. Por el momento, ninguna. Torres sí responde: “Es evidente que la ampliación del puerto hacia el sur ha tenido un efecto totalmente negativo y a largo plazo eliminará el cordón litoral que protege L’Albufera”.
“La playa de El Saler continúa perdiendo arena”, añade este experto medioambiental. Por una sencilla razón: “Cada dique y cada espigón es un parche que provoca desequilibrios en la costa del litoral valenciano y en su estructura”, advierte Olmos.
La explicación es sencilla, según coinciden ambos. Las corrientes en el Mediterráneo van de norte a sur. “En el norte se acumula arena y en el sur se erosiona”, explica Torres. “Y la arena, al llegar a los diques del puerto ampliado los rodea, en forma de remolinos, que provocan un efecto contrario, removiendo y sacando aún más la arena de las playas del sur”.
La consecuencia es que los barcos encallados en El Saler tenían poco donde fondear y el temporal los ha dejado como dos estatuas de sal, para sorpresa del público.
Contaminación
A esto se une, según ambos expertos, el efecto “negativo e imparable de la contaminación por los gases y humos de los barcos, que ni tan siquiera entran en el puerto”, y que fondean a pocas millas de las costas de El Saler, Pinedo y El Perellonet.
Pese a que el puerto de Valencia exhibe en su página web sus sistemas de auditoría y de certificación medioambiental, tiene contaminaciones conocidas. “La más importante: el humo de los barcos que queman un combustible muy contaminante”, sostiene Torres. “En Estados Unidos, en las zonas portuarias contiguas a la ciudad está prohibido fondear cargueros, para evitar este tipo de contaminación. Europa se lo está pensando ya”.
“En la costa del litoral de Valencia”, señala Olmos, “es incuestionable que la construcción de espigones tiene un impacto en el desequilibrio y en la erosión del llamado óvalo valenciano, formado por una corriente que va de norte a sur”.
El puerto y la erosión del litoral
"Las instalaciones del puerto de Valencia, y sus sucesivas ampliaciones, provocan una alteración en la dinámica del litoral que, entre otros efectos, da lugar a procesos recesivos, intensos y visibles, en las playas del sur de la nueva desembocadura del Turia y, en especial, en las playas de Pinedo y El Saler, dentro del parque natural de L’Albufera. Es posible que estos efectos se incrementen con la ejecución del proyecto, a menos que se habiliten medidas correctoras”. Así se expresaba la Dirección General de Costas del Ministerio de Medio Ambiente, bajo el mandato de Cristina Narbona, que puso hasta 49 objeciones a la ampliación de puerto, sugiriendo que la ampliación se realizara en las instalaciones del puerto de Sagunto. Sugerencia que figura en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto de ampliación del puerto de Valencia del 30 de junio de 2007.
El Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Valencia, las asociaciones de vecinos de los barrios marineros afectados de Valencia (El Cabanyal y Natzaret) y diversos catedráticos como el ingeniero de Transportes José Ramón Medina Folgado, y el catedrático de Puertos y Costas José Cristóbal Serra, alegaron que el proyecto no estaba suficientemente justificado.
Entre sus alegaciones figuraba que “la ampliación no se basa en un estudio de oferta y demanda bien justificado”. Otra alegación fue que “la superficie de 200.000 metros cuadrados de ampliación excede a la teórica necesitada”.
La actual crisis del transporte comercial marítimo ha confirmado ambas alegaciones. “El comercio mundial marítimo ha caído un 10%”, explica el consultor Vicent Torres que, advierte del problema añadido de la contaminación por los “buques fondeados frente a las costas de El Saler sin carga, porque el comercio ha bajado”.
Un tercer informe de la profesora Eulalia Sanjaume, de la Universitat de València y la University de Oslo, detallaba ampliamente las “repercusiones en las playas del sur por la ampliación del puerto de Valencia”, llegando a afectar “desde El Perellonet a Cullera” y los hábitats de las playas del sur y las de L’Arbre Gros y El Saler”.
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