“El cara a cara con los electores hace al político más responsable”
“Los ‘abertzales’ usan el término independencia en sentido anacrónico”, afirma el historiador
Javier Fernández Sebastián es coordinador general del grupo de investigación Iberconceptos, que estos días celebra en Bilbao su cuarto congreso internacional bajo el título Lenguajes, conceptos y metáforas políticas en la era de las independencias.
Pregunta. ¿Por qué son importantes los conceptos en la política?
Respuesta. Pensemos en gente manifestándose en la calle o escribiendo en periódicos. Eso durante muchos años no se llamaba opinión pública. Empezó a conceptualizarse así en la segunda mitad del siglo XVIII. Engloba una serie de realidades. Esto sirve para explicar otros conceptos: el de sociedad, el de política… Son las lentes que nos sirven para ver el mundo. Si cambian los conceptos, si cambian las lentes, vemos el mundo de otra manera.
P. ¿Los conceptos políticos son viejos?
R. Van cambiando constantemente. Hay palabras que aparecen y otras que mueren.
P. ¿Cuándo surge el concepto de independencia, tan utilizado por políticos vascos?
R. Nace a principios del siglo XVII. Entonces se pensaba que el mundo era ordenado, interdependiente; nadie era independiente salvo Dios. Esa visión del mundo era incompatible con el concepto de independencia. En el siglo XVIII se empezó a usar en un sentido más débil, era más o menos lo que ahora llamamos autonomía. Se decía que varios reinos eran independientes, con leyes distintas, pero estaban unidos en una misma monarquía. La independencia era una manera de vincular un reino a otro. No significaba separación. Eso empezó a suceder con la Guerra de Independencia de los Estados Unidos [1775-1783]. Fue la primera vez que se usó la palabra independencia en el sentido de un territorio que se escinde de otro al que antes pertenecía.
Perfil
Javier Fernández Sebastián nació en Madrid en 1952, pero vive en Euskadi desde hace 35 años. Es catedrático de Historia del Pensamiento Político en la UPV e investigador principal del Grupo Historia Intelectual de la Política Moderna. Desde 2005 dirige un proyecto internacional en historia conceptual comparada del mundo iberoamericano (Iberconceptos). También es uno de los promotores del European Conceptual History Project (ECHP).
P. Es el sentido que le da la izquierda abertzale.
R. Sí. El PNV ha utilizado más el término soberanismo, que es un eufemismo para referirse a lo mismo. Los abertzales utilizan el término independencia en un sentido antiguo, como si fueran posible hoy estados completamente independientes o autosuficientes. Esto es anacrónico, están en un universo mental muy sobrepasado, del siglo XIX.
P. ¿Y de dónde proviene el concepto de estado libre asociado que defendió el exlehendakari Ibarretxe para Euskadi?
R. Está inspirado en la relación de Puerto Rico con Estados Unidos. Creo que el PNV busca constantemente referentes externos para convencer de que lo que plantea no es tan raro porque ya existe. Es un uso oportunista de casos que no tienen nada que ver con esto. La relación del País Vasco con España no creo que permita ese tipo de experimentos.
P. ¿Con qué conceptos políticos identifica a los principales partidos vascos?
R. A Bildu, con ese sentido trasnochado de independencia. El PNV habla de una independencia más suave y el PP está insistiendo en la solidaridad nacional, con un discurso más moderado de Basagoiti. Los populares hablan de capitalizar el final de ETA. Y el PSE, es difícil... Quizá el autonomismo y la defensa del estado social. Aunque no lo veo claro.
P. ¿Qué opinión tiene de los políticos actuales?
R. Ha habido una degradación de la clase política, con Gobiernos de mala calidad y ministros sin grandes habilidades más allá de lo mediático. Creo que los políticos españoles dependen mucho de los partidos y dejan la sociedad al margen. En el Reino Unido los políticos están más próximos a los ciudadanos y ese cara a cara con los electores les hace más responsables. La clase política es un síntoma del país: si produce unos políticos malos, el país no es de todo bueno. Aunque también es injusto atacar a todos los políticos.
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