“Soy un guitarrista que toca el piano; puedo hacer más cosas”
El artista inaugurará el 14 de septiembre el festival Carmen Amaya
El nombre de Carmen Amaya vuelve a invocarse con fuerza en su ciudad natal. El próximo 14 de septiembre se inaugurará la tercera edición del festival que lleva el nombre de la cantaora del Somorrostro con una presencia importante, la del pianista y cantaor Diego Amador, que, además, presentará públicamente su nuevo disco Live in Paris: Flamenco Jazz Tribute. El Festival Carmen Amaya es una propuesta de El Tablao de Carmen, en cuyo local del Poble Espanyol se realizan todas las actividades que este año, el tercero, incluirán conciertos de Juan de Juan (19 de octubre) y Josemi Carmona (1 de diciembre).
Diego Amador, conocido también como El Churri, (Sevilla 1973) es un espécimen raro: proviene de una familia de guitarristas flamencos, grandes guitarristas, pero ha preferido expresarse a través de un instrumento inicialmente poco flamenco: el piano. A pesar de ello, se declara guitarrista vocacional: “Soy un guitarrista que toca el piano”, afirma el sevillano. “A los siete años empecé con la guitarra, como mis hermanos, pero pronto me empezó a gustar el jazz y me pasaba el día oyendo a Duke Ellington, Chick Corea y Thelonious Monk. El piano me permitía imitar mejor los discos que oía que la guitarra. Pasé mucho tiempo alejado del flamenco, bueno, alejado no porque estaba en mi interior, pero solo hacía jazz. Un día, con el piano, me di cuenta de que estaba tocando una bulería y pensando que tocaba una guitarra. Pienso en guitarra, pero le he echado muchas más horas al piano y me resulta más cómodo, puedo hacer más cosas”.
El piano es su instrumento principal y el flamenco su primera música, pero Diego Amador elude las etiquetas. “Me suelen preguntar por el piano flamenco y yo respondo que no existe. Existe el músico que toca el piano y ese puede ser flamenco o no y si es flamenco lo será aunque toque la zambomba”. Diego Amador saltó a los escenarios a los 11 años tocando la batería en la histórica banda de sus hermanos, Pata Negra, y, posteriormente, ha formado parte del grupo de Tomatito como bajista eléctrico. “Me gustan todos los instrumentos”. Y la voz, Amador es un consumado cantaor. “Mi padre, antes de enseñarnos a tocar la guitarra, nos enseñaba a cantar porque todo guitarrista flamenco ha de saber cantar”, afirma. “A la gente le encanta cuando, en medio de un tema, abres la boca para cantar, agradecen que haya una letra”.
El nuevo disco de Diego Amador se acerca a su parcela más jazzística tanto en la forma, un trío piano-bajo-batería, como en el fondo con homenajes a sus mentores en ese campo: Ellington, Corea, Charlie Haden, Bill Evans, sin olvidar, por supuesto a Camarón y Paco de Lucía. “Es un disco para el mundo que no va dirigido ni a los que solo les gusta el flamenco ni a los que solo les gusta el jazz”. Grabado en directo en París (“mi técnico lo graba todo y cuando escuchamos este concierto, la verdad es que nos gustó”), se trata de un CD autoeditado por el propio pianista. “La cosa era sacarlo porque en los conciertos la gente nos preguntaba y, tal como están las cosas, no es un disco para una discográfica, no es algo que vaya a sonar en la radio. Sigo creyendo en las discográficas, pero para productos más comerciales. Para cosas como la mía, el futuro es la autoproducción. El panorama está muy chungo y pasa igual con los conciertos. Han bajado mucho y antes te pagaban y ahora a menudo tenemos que ir a taquilla. De todas formas, yo funciono más por el circuito cultural que por el comercial. Hago muchas cosas con el Instituto Cervantes, trabajo mucho por ahí afuera”.
El propio Amador reconoce que su música se entiende mejor en el extranjero aunque añora los olés de los recintos flamencos. En su periplo internacional ha tocado con músicos como Pat Metheny, Corea y Haden y ahora prepara una nueva gira por EE UU.
Abrirse a otras músicas y otros músicos es su realidad cotidiana. “Tengo el flamenco en mi interior, pero me gusta la música bien hecha venga de donde venga. Como decía el maestro José Monge Cruz, la música es feeling y te llega o no. A veces los flamencos se cierran en su tradición y así no se puede crecer”.
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