Duran rectifica y anuncia que irá a la marcha soberanista de la Diada

El líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, rectificó ayer y anunció con entusiasmo que participará en la manifestación soberanista de la Diada. Hace tan solo una semana, el democristiano señaló, sin embargo, que no acudiría porque sus obligaciones en el Congreso lo impedían. Y no ocultó que la marcha le incomodaba sobremanera: tachó de “error” y “estrategias antagónicas” reivindicar a la vez el pacto fiscal y el Estado propio, y subrayó con desapego que los militantes de Unió solo saldrían a la calle en respuesta al llamamiento ciudadano realizado por el presidente Artur Mas en defensa del pacto fiscal. “Si no, no iríamos tras una pancarta que aboga por el Estado propio. No somos independentistas y no lo llevamos incorporado en nuestro programa”, defendió enérgico en contraposición a Convergència, su socio de federación.

Pues bien: con la misma firmeza, el democristiano archivó el desafecto que había exhibido hacia la protesta y en su carta semanal en la web, titulada Todos a la manifestación, confirmó su presencia, por mucho que se vaya a discutir en el Congreso una iniciativa que persigue que TV-3 se pueda ver en Valencia. A su juicio, la gota que ha colmado el vaso y que le ha empujado a manifestarse ha sido que la líder del Partido Popular catalán, Alicia Sánchez-Camacho, asegurara que el Gobierno de Rajoy ya ayuda a la Generalitat pagando nóminas y los conciertos sociales. Por ello, Duran insta a los militantes de Unió, desde el primero al último, a participar: “No hay que sentirse independentista. Ya no es una manifestación a favor de la independencia. Es un acto de afirmación catalanista. Es más: no hay ni que ser catalanista para ir”, dijo en una provocadora frase. Para Duran, basta con estos requisitos para manifestarse: “Ser catalán, vivir, trabajar —o desear trabajar— y amar a Cataluña”.

El consejero Josep Maria Pelegrí también cambia de criterio e irá a la manifestación

La reflexión no deja de ser sorprendente porque la convocatoria se hace en favor de un Estado propio y los organizadores no se cansan de decir que el acto está abierto a todo el mundo, pero que contabilizarán a todos los manifestantes como independentistas. Y entre ellos figurará la práctica totalidad del Gobierno salvo, por razones institucionales, el propio Mas; el consejero de Interior, Felip Puig, último responsable de la seguridad del cortejo; Andreu Mas-Colell (Economía), y Pilar Fernández Bozal (Justicia). La vicepresidenta del Ejecutivo catalán, la democristiana Joana Ortega, será la máxima representación institucional. Duran hace una semana deslizó que quizá la número dos del Gobierno no protestaría, en consonancia con Mas. Pero Ortega lo desoyó y el jueves confirmó su asistencia. El consejero de Agricultura, Josep Maria Pelegrí, también cambió ayer de opinión y estará tras la pancarta.

La rectificación de Duran fue acogida con sorpresa e ironía en las filas de Convergència, que ha activado toda su maquinaria para que la manifestación sea un éxito. “Si alguien tiene capacidad de movilización en este país somos nosotros”, alegó el portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, en referencia a Convergència, su partido. De hecho, el sector crítico de Unió ya reclamó la semana pasada a Duran que rectificara. El alcalde de Vic, Josep Maria Vila d’Abadal, le recordó que milita en un partido catalanista y no en el PP. Vila d'Abadal, también presidente de la Asociación de Municipios Independentistas (AMI), celebró la decisión de Duran: “Está muy bien que vaya. Unió es un partido nacionalista y es lógico que sus líderes se manifiesten”.

La presencia masiva del Gobierno provocó la consternación del PP. Alicia Sánchez-Camacho lo tachó de “grave irresponsabilidad” y pidió a los partidos “constitucionalistas” que desautoricen a los militantes que asistan a la marcha soberanista. “Estas cosas las carga el diablo”, advirtieron fuentes del Gobierno central.