Emilio, nieto de Joan Miró, muere ahogado en el mar

Ha muerto en Mallorca, Emilio Fernández Miró, nieto del pintor Joan Miró y uno de los dos gestores del legado patrimonial familiar, desde la sucesión Miró. Con su hermano Joan Punyet Miró mantenía, además, el timón de la memoria del artista y su proyección desde los patronatos de las fundaciones Miró de Barcelona y Pilar Juncosa y Joan Miró de Mallorca.

Comisario de exposiciones sobre el pintor, Emi Miró, firmó estudios y catalogaciones de la obra global —en especial esculturas— junto a Jacques Dupin y cedió en depósito parte de su colección para su exhibición en los centros de Mallorca y Barcelona. Su única hija Lola Fernández Jiménez, traductora, sigue su senda y trabaja en la compañía de gestión Sucesión Miró.

Después de cenar se lanzó al mar para alcanzar su barco y sufrió un colapso

Emi Miró ejerció el papel de “nieto de Miró”, rompedor, dandy, simpático, amante de la polémica y la impertinencia, era un cazador y un buen marinero. Intentó ser músico. Pereció ahogado en el mar, de un colapso, en la cola de agosto a los 54 años. Perdió la vida, de noche, tres días atrás. Después de cenar se lanzó al mar e intentó llegar nadando a su barca tradicional, un gran llaüt clásico en la enesenada de Portopetro, en Santanyí. Durante horas se ignoró la identidad del cadáver, era un bañista indocumentado.

La fatalidad, una vida breve, persigue a los jóvenes Miró. El hermano mayor de Emi, David Fernández Miró, escritor vocacional y productor musical, falleció a los 34 años en 1991 en Barcelona de una enfermedad hepática. David y su hermano Emi crecieron al lado de su abuelo —y con él conocieron a Pablo Picasso y otros muchos artistas mundiales—, porque su padre murió en un accidente de coche. David fue líder cultural de la joven saga. Emi, buscó ocupar el vacío. La madre de ambos, Dolors Miró, única hija del pintor, murió tras una operación de cadera a los 74 años. Joan Miró fue longevo, desapareció a los 91 años y su esposa Pilar Juncosa, a los 92.

En la Fundación Pilar y Joan Miró de Mallorca, Emi Fernández y Joan Punyet, pugnaron por defender la estela y el nombre del mecenas. En 2002 polemizaron con el Ayuntamiento de Palma, presionaron y retiraron obras cedidas, por divergencias con los rectores culturales del PP de Palma.

En 2001, Emi evitó que la modista Agatha Ruiz de la Prada expusiera sus producciones en la fundación Miró de Palma y vetó que creara vestidos con motivos de originales de Miró. Ni la mediación de los Chillida a favor de la diseñadora varió su criterio.