La música: femenina y singular
Casi la mitad de los jóvenes de las sociedades musicales valencianas son mujeres y defienden su plena integración en todos los niveles de la carrera
Ser y hacer música. Cuando la Real Academia Española asumió la polisemia de la palabra música, otorgó a las mujeres que la crean la cualidad de encarnar “melodía, ritmo y armonía, combinados”. Continente y contenido. Las músicas de la Comunidad Valenciana llevan varias generaciones trabajando para hacer de este arte su profesión y a día de hoy la paridad entre hombres y mujeres en los jóvenes de hasta 25 años en las sociedades musicales es casi total.
En 2012, de los 36.641 músicos miembros de las sociedades musicales de la Comunidad Valenciana, el 36% son mujeres. Este dato está lejos de la paridad, pero el estudio detallado muestra que el 47% de los músicos entre 18 y 25 años son mujeres, según datos de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana (FSMCV). En la provincia de Castellón este porcentaje llega hasta el 49,6%.
Beatriz Fernández Aucejo tiene 29 años. Es directora asistente de la Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana y directora de la orquesta del Ateneo del Puerto de Valencia. Puede decir que actualmente vive de la música, pero no se lo han regalado. Lleva preparándose desde que tenía seis años. “Me tocó el clarinete porque era lo que había”, cuenta Beatriz, que explica que cuando empezó a estudiar, los instrumentos eran propiedad de la banda de Paiporta y no pudo elegir. “Ahora intentamos satisfacer los deseos de los pequeños”, dice, aunque asegura que “si el estudiante tiene interés por lo que está trabajando da igual qué instrumento toque”. Además, Beatriz cree que los cambios sociales han permitido que las nuevas generaciones encuentren menos barreras sociales para dedicarse a lo que quieren en realidad y este podría ser un motivo más por el que las niñas se dedican a la música.
Con ella, coincide Anna Vèrnia, vicepresidenta de la Sociedad para la Educación Musical del Estado Español (SEM-EE) y miembro de la Societat Filarmònica Borrianenca, de 44 años, que es la primera mujer trompetista de la Comunidad Valenciana. Un instrumento tradicionalmente tocado por hombres. Empezó cuando tenía 11 años y en los 33 que lleva tocando ha logrado, como Beatriz, trabajar en la música profesionalmente. “Empezábamos tarde y tenías que aprender muy rápido. Ahora la enseñanza es más progresiva y los niños empiezan antes desde niveles más bajos”, motivo, en parte, del éxito de la música entre los jóvenes. Para Anna muchos de los obstáculos que encontró en sus inicios por el hecho de ser mujer ya no existen.
De padres músicos, madre flautista y padre saxofonista, Ana Caballero, de la sociedad Fomento Musical de Navarrés, empezó a tocar el piano con cinco años. A sus 11 años acaba de ganar el IV Concurso de Jóvenes Intérpretes de Rotglà i Corberà, en la modalidad de hasta 13 años, y dice con modestia que no esperaba ganar ningún premio. "Cuando cumplió cinco años hablé con el profesor de piano y le dije que quería que fuera empezando. Y ya no lo dejó”, dice su madre. Cinco meses más tarde empezó a tocar la trompeta. Y tampoco la dejó. A las tres semanas hizo su primera audición y este año, a punto de acabar el grado profesional en el conservatorio, ha ganado el concurso compitiendo con casi 40 niños, incluso unos años mayores que ella. Dice que dos de sus amigos del colegio, un niño y una niña, también tocan y que en su sociedad musical la mitad de los trompetistas son mujeres y la mitad son hombres.
Ana no sabe si quiere dedicarse a ello profesionalmente pero va a seguir estudiando y decidirá lo que hace cuando llegue el momento. Su madre dice que saca muy buenas notas y que supervisa más su carrera musical que su formación escolar, porque no lo necesita.
Los datos de la FSMCV muestran que según avanza la edad, el porcentaje de músicas en las sociedades musicales baja, hasta llegar al 6% entre las mayores de 55 años. ¿Por qué las mujeres dejan de interesarse por la música cuando son adultas?
“No dejan de interesarse por la música, sino que si se les plantean otras obligaciones y, si no quieren hacer de la música su trabajo, dejan los hobbies”, explica Anna Vèrnia.
Catalá: "Las obligaciones al frente de la consejería y del Ayuntamiento impideron dedicarme a la práctica”
“Una vez lo deja, la mujer retrasa mucho el volver a tocar, a lo mejor hasta que sus hijos no crecen un poco no vuelve y eso hace que mucha gente se quede atrás”, explica Beatriz Fernández. “Porque tocar implica un ejercicio físico y las facultades con el tiempo se pierden y cuanto más tiempo se deja más cuesta volver”, precisa.
Lo sabe bien, pero por razones laborales y de su cargo la consejera de Educación, Formación y Empleo, María José Catalá, que a temprana edad comenzó sus estudios de oboe en el Conservatorio Superior de Torrent. y que reconoce ahora que no sigue tocándolo. “Muy a mi pesar. Las obligaciones al frente de la consejería y antes al frente del Ayuntamiento me han impedido dedicarme a la práctica” del instrumento. Catalá celebra, sin embargo, el hecho de que más de la mitad de los músicos valencianos jóvenes son mujeres. “En la década de los setenta encontrar una mujer en las bandas de música era anecdótico, pero la incorporación de la mujer a todos los ámbitos de la vida se ha dado también en lo musical”.
“Profesionalmente la mujer está avanzando más que el hombre y la sociedad se está dando cuenta de que tiene cualidades”, dice Fernández, que afirma que en la Jove Orquestra que dirige hay más chicas que chicos. Para Vèrnia afortunadamente esos tiempos han terminado, y desde su perspectiva de madurez musical y personal, dice confiar en que la mujer siga sonando a música.
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