Entre el tranvía y el teatro
El teatro de calle para adultos rompe la rutina con dos sesiones diarias
Encajonada entre un tramo de escaleras, las vías del tranvía y la Ría, la plaza del Arriaga le echa un pulso al paseo del Arenal, donde se concentra la mayoría de las txosnas y el espíritu de las fiestas. En la plaza del Arriaga, un espacio sin forma definida a la sombra de la entrada principal del teatro, comienza la Aste Nagusia como protagonista indiscutible, pero su papel se desinfla en pocos minutos. Toda la atención se concentra allí cuando las fiestas están a punto de echar a andar. Cada año la txupinera,siempre una comparsera, acompañada del pregonero, miembros de la corporación municipal y Marijaia, se asoma al balcón del Teatro Arriaga a las siete de la tarde del primer sábado después de la festividad del 15 de agosto, y prende fuego al cohete que anuncia el inicio de las fiestas.
Pierde el enfoque pero, como buen cruce de caminos, punto de referencia, para días de fiesta, y para los más anodinos —habitual fin de protestas varias, entre otros—, no pierde detalle. Es como el que entre las sombras, un paso por detrás, en la penumbra, ve todo, oye todo y sabe todo, e incluso, se le escapa una sonrisa maliciosa.
Es inevitable citarse en el Arriaga, todos saben de él, propios y extraños, próximo a todo, y empezar a fabular, bajo su sombra, los planes de la noche, del día o de la tarde, contar lo que sucedió el día anterior, agrandando la realidad, o, por el contrario, entre cuchicheos.
El espacio es también escenario del toro de fuego
Finalizado el acto de apertura de las fiestas, la plaza del Arriaga vuelve a ser, fundamentalmente, lugar de paso entre el Casco Viejo y el puente del Arenal que enlaza con el Ensanche, como en el resto del año. Con sus txosnas y hasta con váteres públicos, pero de paso. Dos actividades rompen con su rutina: el toro de fuego y el teatro de calle.
El toro de fuego corre sobre los adoquines de la plaza cada día a las 20.30. No hay cambios: siempre echando chispas, siempre rodeado de corredores que juegan a esquivar las astas y los petardos.
El programa del teatro de calle se renueva cada día. Sus puntos de encuentro con el público son la plaza del Gas, a media tarde para el público infantil, y la del Arriaga, en sesión matinal (13.30 horas) y vespertina (21.15) para los adultos.
Por la plaza del Arriaga pasarán este año 15 compañías. Son mayoritariamente obras basadas en la música, la acrobacia y el gesto. Las obras de texto contarán con un intérprete de lenguaje de signos.
Los grupos vascos Salitre y Trapu Zaharra serán los encargados de abrir y cerrar el programa con las obras Maitasun itxua y Ametsetan bizi, respectivamente. La primera juega con el pasacalles para montar un espectáculo cómico, sin texto, protagonizado por un cegatón que se pierde de su mujer. Trapu Zaharra se ha inspirado en la profesión de actor para crear un montaje en el que dos veteranos actores se lanzan a la calle para buscarse la vida.
Entre Salitre y Trapu Zaharra se encontrarán con el público en la plaza del Arriaga las compañías francesas Les Krilati, Cie.Xtreme y Cirque Inextremistre, la catalana Always Driking productions&Guillem Albá y la argentina Circo Claxon. Cabaret Elegance, mezcla de brasileños y catalanes, cierra el listado.
El Teatro Arriaga, da nombre a la plaza y la domina con la belleza de su fachada. Las fiestas revuelven el entorno, pero en el interior del teatro sigue el trabajo con normalidad. Las fiestas, sin embargo, obligan a trabajadores y artistas a dar un rodeo para acceder a su puerta de entrada del teatro porque la trasera del edificio está ocupada por la txosna Kaixo. Ahí acaban los cambios en el Arriaga porque su plaza está invadida por las fiestas. Cada noche vuelve el movimiento al escenario, este año con las representaciones del musical My Fair Lady, con Paloma San Basilio a la cabeza y estrella del cartel.
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