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DEPORTES

¿Hockey debajo del agua?

Dos clubes vascos compiten en la modalidad subacuática del deporte, casi desconocida, pese a que está federada y tiene selecciones absoluta y junior

Dos jugadoras de hockey subacuático se disputan la posesión del disco en el fondo de la piscina.
Dos jugadoras de hockey subacuático se disputan la posesión del disco en el fondo de la piscina.

Sabido es que el hockey, ese deporte de equipo que se juega con un stick y un disco o una pelota que hay que meter en la portería contraria, tiene distintas disciplinas. Quien más y quien menos ha oído hablar del hockey hierba, el hockey sobre patines o del hockey sobre hielo. Pero es más complicado encontrar a gente que conozca el hockey subacuático. Sin embargo, este juego prácticamente desconocido es un deporte federado que cuenta con sus selecciones masculina y femenina, absolutas, sub-23 y sub-19 a nivel nacional.

En los partidos de hockey subacuático dos equipos de seis jugadores cada uno, con cuatro suplentes, tienen que trasladar por el fondo de la piscina un disco o pastilla de plomo —puck— hasta la portería del equipo contrario, con la ayuda de un palo o stick. Los jugadores solo pueden empujar la pastilla usando el stick. No pueden tocarla con la mano, ni levantarla, transportarla o cubrirla.

Nacido como una forma de mejorar la resistencia debajo del agua, este peculiar deporte llegó al País Vasco desde Barcelona en los años ochenta a través del club vitoriano Nereida. Con el nuevo siglo surgió otro equipo, también en Vitoria, dentro del club de buceo Itxaso.

Entre ambos mueven en Euskadi a unas 60 o 70 personas, según indica Jesus María Ordóñez, miembro del club Itxaso. Casi todos empezaron a jugar “por curiosidad”, a través de los cursos de iniciación organizados por el Ayuntamiento y la Universidad.

Es uno de los pocos deportes en los que se puede competir en equipos mixtos

Ordóñez, quien fue profesor de esos cursos, apunta que la principal dificultad para conseguir que más personas se pongan las aletas, y agarren unas gafas y un tubo respirador para jugar reside en la falta de instalaciones adecuadas. En su opinión, los intentos de extender este deporte a Bizkaia y Gipuzkoa fracasaron porque “prácticamente no hay” piscinas que tengan más de dos metros de profundidad, como exige el reglamento.

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A ello hay que sumar que, como apunta Ordóñez, la mayor parte de las instalaciones se encuentran “saturadas”, por lo que resulta difícil encontrar huecos para una disciplina que ha llegado más tarde que otras, como la natación o el waterpolo. “Solemos entrenar por la noche, cuando las instalaciones ya han cerrado”, indica.

Junto a ello, lamenta que no haya en España una sola piscina que cuente con un lateral transparente, para que los espectadores puedan apreciar realmente lo que está ocurriendo bajo el agua. “Visto desde fuera no engancha de la misma manera”, sostiene.

Otra pega, como ocurre en tantos otros deportes minoritarios, es la cuestión económica. Al haber tan pocos equipos, hay que desplazarse lejos para jugar y ello le acaba pasando factura a un deporte aficionado.

Los equipos compiten, además de en torneos amistosos organizados por ellos mismos, en la Copa de España de clubes. También se celebra anualmente el Campeonato de España, en el que las selecciones de cinco comunidades autónomas, incluida Euskadi, se disputan el título.

Otra de las particularidades de este deporte, que “cansa mucho, pero se disfruta”, es que se aceptan equipos mixtos, aunque en ese caso se debe competir en categoría masculina.

Ordóñez, quien define el hockey subacuático como “distinto, divertido, y una manera de mantener la forma física”, anima a todo el que quiera a tirarse a la piscina y probar. “Si vienen, en 25 minutos les ponemos a jugar”, recalca.

Ordóñez reconoce que hay mucha gente que se agobia las primeras veces. “Hay que tener en cuenta que es un deporte que se juega en apnea, y no resulta fácil adaptarse”, explica. Sin embargo, cree que con dos o tres meses de entrenamiento resulta fácil adaptarse al nuevo medio. “La gente llega a duplicar su tiempo de apnea, de aguantar 20 segundos a estar casi un minuto debajo del agua”.

La propia necesidad de estar en apnea y mantenerse en el fondo, el pugnar por la pastilla y la tensión del juego hacen del hockey subacuático un deporte muy completo a la hora de trabajar la forma física. “Es una manera divertida y competitiva de mantener un nivel alto”, concluye Ordóñez.

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