Una ronda de cañas políglotas
Los grupos de intercambio de idiomas en cafés y bares ya no se limitan a lenguas europeas
Madrid está lejos de ser una ciudad encerrada en sí misma. Más bien se trata de una ciudad multicultural como demuestran los cerca de 1.070.000 inmigrantes que residen aquí (según datos del INE en 2011) y los 8,3 millones de turistas que recibió el año pasado. Tal vez por eso, los grupos de intercambio lingüístico crecen en la capital y atraen a muchos de los ciudadanos que han vivido en el extranjero, estudian un idioma o, simplemente, tienen inquietudes culturales.
Uno de los más longevos de la capital es Multilinkual, coordinado por el exconsultor madrileño David Poza, que decidió hace 14 años crear un grupo para poder conocer a gente y practicar idiomas, que actualmente se reúne los jueves en el bar Beer Station (metro Santo Domingo): “Al acabar la universidad, echaba de menos el contacto con gente de otros países y mantener el nivel de francés e inglés”, recuerda. Aquellas reuniones, que arrancaron con apenas 10 miembros, hoy suman una media de 200 personas en cada sesión, excepto en verano.
Para el húngaro Gabe Rivers, de 30 años, responsable de Anglosfera —grupo que carece de punto de reunión fijo—, los intercambios son “un espacio en el que aprender un idioma haciendo que la gente lo pase bien”, explica con un inglés fluido, gracias a los siete años que pasó en Reino Unido.
Melf-Leve Palm, sonriente coordinador del Deutscher Stammtisch, que reúne los viernes a alemanes y españoles en la Casa de la Cerveza (metro Bilbao), dice que “la idea es crear un grupo de amigos con los que aprender de forma alegre, que te ayuden a mejorar y, si no hablas bien, no pasa nada, te pones al lado y escuchas. A la tercera cerveza hablarás”.
“Aquí hay de todo, muchas veces viene un hombre de 70 años, de padre español y madre francesa, que lleva participando desde hace cerca de 12 años. En vez de ir al hogar del pensionista, viene aquí. Una vez, incluso, vino un yanqui que hablaba euskera y dio la casualidad de que había un chico de Bilbao”, cuenta orgulloso Poza.
La mayoría de estos grupos tienen, sin embargo, poca o ninguna relación con turistas. “Esto es para socializar y quedarte en la ciudad”, confiesa Antoine Che, organizador de los encuentros de International Madrid los domingos en Karamiel (metro Gran Vía).
Pero el intercambio no acaba en los idiomas europeos, ni mucho menos. Lidia Martínez y Víctor Castro, informáticos de 27 y 35 años, respectivamente, impulsan desde mayo de 2012 un grupo de japonés que se reúne los viernes también en Karamiel: “Aprovechando la exposición de anime en Expomanga 2012, creamos un blog para buscar gente que quisiera hacer un intercambio y conseguimos 400 visitas y una reunión a la semana siguiente de cinco personas”, explica Martínez. Estas reuniones cuentan con cerca de 20 personas, tanto japonesas como españolas, de las cuales 10 son ya asiduas: “El intercambio no es solo de idioma, es cultural, por historia, por el flamenco o por los samuráis”, comenta Castro.
Por otra parte, Espacio Mandarín, el grupo de intercambio bajo la supervisión de Ke Yi Wang, se reúne los viernes en el bar Faborit (metro Sevilla) para aquellos que están interesados en mejorar su chino.
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