Sacrificio artístico entre ermitas
Sagunto acoge por sexta vez la exposición de arte contemporáneo ‘Peregrinatio’
Tomás Ruiz tiene tanta vitalidad que absorbe la de los que están a su alrededor. No es de extrañar, por tanto, que sea —junto a Fernando Castro— el coordinador de Peregrinatio, una exposición de arte moderno que se visita ejercitando las piernas. Ubicada dentro de ocho ermitas de Sagunto, la exhibición pretende mezclar las nuevas tendencias artísticas con la tradición del lugar. Para esta edición, la sexta, el título elegido es Sacrificio. Nada más oportuno cuando la visita requiere pasear por el empinado casco antiguo de la localidad valenciana. Un recorrido que, a pesar de la temática y la energía del organizador, “merece ser visitada cuando cae el sol”.
Aunque el trayecto es totalmente variable, el punto de inicio suele ser la calle de los Caballeros, al costado derecho de la iglesia de Santa María. Desde allí se pueden ver de forma accesible siete de las localizaciones de la exposición. La octava, en la ermita de San Cristóbal, queda más alejada, en el límite urbano. “Cuando se visita Sagunto, la gente siempre hace lo mismo: sube recto al castillo y vuelve”, relata Ruiz. “Con esta iniciativa se le da un poco de visibilidad a todo el centro de la ciudad”. Además, según reconoce mientras saluda a cada persona con la que se cruza, los vecinos están “encantados” porque ha servido para remodelar estos centros religiosos, deteriorados por las humedades y el paso del tiempo. La idea, nacida en 2006, no se pudo llevar a cabo en 2011 porque “no había pasta”. Este año, a pesar de los recortes presupuestarios, este coleccionista de arte de 70 años consiguió que la Generalitat y el Ayuntamiento de Sagunto sacaran adelante el proyecto: “Les dije que si pasaban dos años, el proyecto moría”, indica Ruiz.
Selección heterogénea
“Nuestra intención es empujar a gente joven”, asegura Ruiz, que empieza a contactar con los participantes desde noviembre y concreta en febrero, durante la feria de arte contemporáneo ARCO. En este caso, la exposición reúne a ocho artistas de diversos orígenes. Desde el griego Filipos Tsitsopoulos, que ofrece dos videomontajes en la ermita de San Roque, hasta la colombiana Natalia Granada, que ha instalado su propio Ángel Exterminador en la de la Sangre. El resto está formado por los españoles Almudena Lobera, Mateo Maté, Manuel Vilariño, Avelino Sala, Rocío Villalonga y Ángeles Marco.
“Los artistas tienen toda la libertad del mundo”, concluye el coordinador mientras señala uno de los montajes, “pero siempre con respeto, porque lo que no se puede es ofender a la gente del pueblo”. “Hay un nivel artístico acojonante”, resume, “aunque algunas vecinas me confiesan que no lo entienden”.
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