Mucho más que un clavo ardiendo
Y la mayoría del escalafón no quiere apuntarse a las corridas de Palha… En Azpeitia, donde hay que rebuscar toreros para hacer los carteles, porque la mayoría rehúsa este tipo de corridas serias, salieron ayer seis toros para triunfar. Dos toreros lo aprovecharon y abandonaron el coso en hombros con el público guipuzcoano entregados a ellos y a los toros portugueses de Palha.
A veces los carteles de las corridas denominadas duras lo protagonizan matadores que no tienen otras oportunidades, los que se tienen que agarrar a un clavo ardiendo. Sin embargo, la corrida salió manejable, con buen son y con posibilidades. Curiosamente, los toros no se emplearon en el caballo como suele ser en ellos habitual. Sólo seis puyazos en los cinco primeros. Como no podía quedar así, salió el sexto, un toro serio, grande y que fue tres veces al caballo en un espectáculo que sirvió para cerrar un nuevo triunfo de Palha en Azpeitia, donde el mayoral de la ganadería tuvo que dar la vuelta al ruedo al finalizar el festejo.
Ficha
PALHA / FERRERA, AGUILAR Y UREÑA
Seis toros de Palha, desiguales de presentación, buenos y con clase salvo el complicado sexto. El tercero fue premiado con la vuelta al ruedo. Antonio Ferrera, cuatro pinchazos y estocadas baja (silencio) y estocada baja (silencio). Alberto Aguilar, estocada haciendo guardia, estocada y dos descabellos (silencio) y estocada (dos orejas). Paco Ureña, estocada desprendida (dos orejas) y estocada contraria, pinchazo y cinco descabellos (silencio).
Antes de comenzar el festejo se le entregó al donostiarra Luis Uranga, ganadero de Pedraza de Yeltes, el trofeo al mejor toro de la feria de 2011.
Plaza de Azpeitia. 31 de julio de 2012. Tres cuartos de entrada. Segunda de la Feria de Saninaziyuek.
Precisamente, ese sexto fue el garbanzo negro de la corrida, el que desarrolló peligro e hizo las cosas más feas. Pero ya se había ganado a los tendidos con sus tres puyazos, a cada cual más largo. Quizás mereció más distancia y mano firme para dominar su intenso cabeceo; tiró cornadas en cada viaje y al final caló a Paco Ureña al entrar a matar y le hirió en el brazo.
Pero esa fue la nota discordante de la tarde. El resto fueron mimbres para triunfar y Ureña se dio cuenta. El torero de Lorca no torea mucho y ayer tenía ante sí un particular clavo ardiendo al que agarrarse. Lo hizo en el tercero, cuando clavó los pies en la arena y dio al de Palha el trato que pedía; todo por abajo, con temple. Empezó un tanto nervioso, como apremiado por el deseo, pero cuando ligó dos buenos naturales y la plaza se le entregó, el murciano cuajó las mejores series de su faena. Estocada y dos orejas que reivindican a quien fue novillero importante hace unos años y hoy se encuentra en el desierto de los que torean poco. Demostró que tiene algo para sumar nuevas tardes.
Alberto Aguilar tampoco se quiso ir de vacío. Pretendió pasar de puntillas en su primero con un toreo superficial que nada dijo. El madrileño debió darse cuenta de que así en Azpeitia no se toca pelo y en el quinto apretó las zapatillas en la arena y logró una faena ligada, con emoción y con buenos momentos en algún pase por bajo bueno. Los circulares de cierre pusieron las orejas en su mano después de acertar con los aceros.
Una buena corrida de Palha permitió el triunfo de Ureña y Aguilar
Quien no quiso apreturas fue Antonio Ferrera, que estuvo resolutivo, tranquilo y aseado. Pero nunca se puso de verdad, nunca llegó a cruzarse y bajar la mano a sus toros, por lo que acabó perdido en dos faenas sosas y silenciadas.
El público de Azpeitia, incluso el día de la festividad de san Ignacio, quiere corridas serias, buscan la esencia del festejo y eso se nota a la hora de calibrar el triunfo de los toreros. No fueron las mismas palmas las que sonaron en los trasteos de Ferrera y Aguilar en los dos primeros toros que los aplausos a Ureña en el tercero. Había cambiado la disposición del torero, de hacer las cosas por arriba con pases por alto y aliviados se había pasado a torear firme y por abajo. La diferencia estaba clara.
Pero los premios no se redujeron a los toreros. Al tercero se le dio una benévola vuelta al ruedo, ya que el toro sacó clase, pero acudió una sola ocasión al caballo y adoleció de falta de fuerzas en algunos pasajes. Al quinto también se le pidió ese trofeo, pero la presidencia desoyó a algunos aficionados. Con todo, la imagen de la tarde volvió a ser el mayoral de Palha saludando en la arena del coso guipuzcoano al finalizar el festejo.
Ureña fue atendido al finalizar el festejo en la enfermería de la cogida en el brazo izquierdo, a la altura del bíceps, y de contusiones en la cadera derecha. Las heridas no revestían gravedad, pero el torero fue trasladado a un centro hospitalario donde quedó ingresado en observación.
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