Un hasta luego entre aplausos
Los tres parlamentarios expulsados de Aralar dejan oficialmente mañana la Cámara y mantienen en ascuas su futuro. Ezenarro: “Voy a seguir en política”
“Muchas gracias, un beso a todos, buena suerte y hasta la vista”. Estas fueron las últimas palabras pronunciadas por Aintzane Ezenarro desde la tribuna de oradores del Parlamento vasco el pasado 28 de junio. El hemiciclo rompió en aplausos para despedirle —a ella y sus compañeros Mikel Basabe y Oxel Erostarbe— tras siete años como parlamentaria. Los tres representantes expulsados de Aralar por apoyar la creación de la Ponencia de Paz y Convivencia en la Cámara vasca, en contra del mandato de dado por su partido, que se oponía a la misma porque no se había permitido la presencia en este órgano de la izquierda abertzale.
Ezenarro, Basabe y Erostarbe presentaron el pasado martes en la Mesa del Parlamento el escrito de renuncia a su acta de diputado autonómico con fecha del 31 de julio, día en el que acabará el periodo de sesiones en el Legislativo. A partir del miércoles dejan su actividad parlamentaria muy a su pesar, aunque con el “orgullo” y la “dignidad” de haber “cumplido la palabra”, actuado según “nuestras convicciones” y “jugado siempre con coherencia”, según la que durante estas dos últimas legislaturas ha actuado como portavoz de la formación que dirige Patxi Zabaleta. “La contribución a la paz y la convivencia ha sido el objetivo que siempre hemos perseguido”, manifestó Ezenarro, la política más valorada del País Vasco, junto con Iñigo Urkullu, presidente del PNV.
Ezenarro y Basabe han abandonado la primera línea de la política vasca en activo. Erostarbe continúa como alcalde de Elgeta tras someter la continuidad en el cargo al grupo municipal y recibir la aprobación de sus compañeros.
Ezenarro se va dando las gracias, un beso, suerte y hasta la vista
Como dijo en su última intervención parlamentaria, la despedida se produce después de “cumplir la palabra” y el compromiso adquirido “con los votantes” de Aralar, “a pesar de que cumplir la palabra se paga muy caro a veces”. Los tres expulsados de la formación de izquierdas se marchan con “la cabeza muy alta”, orgullosos de hacerse “alejado de posiciones intransigentes” durante el ejercicio de la política. Aralar les abrió un expediente disciplinario que desembocó a su expulsión a comienzos de mayo pasado.
La perfecta comunión que habían labrado Zabaleta y Ezenarro durante la creación y posterior trayectoria de Aralar fue desgastándose, hasta que en septiembre de 2009 comienzan las desavenencias internas después de la decisión de la dirección de apartar a Jon Abril, hasta entonces vicecoordinador y número dos del partido. Los críticos observaron a partir de entonces una “deriva” en la línea política que había seguido hasta entonces la dirección. Los cantos de sirena sobre un posible acercamiento de Aralar hacia los postulados de “la otra izquierda abertzale” se confirmaron cuando tras el verano de 2011 se adopta una de las decisiones más traumáticas para el futuro interno de Aralar: su incorporación con la exBatasuna, Aralar y Alternatiba en la coalición electoral Amaiur, que tendrá continuidad en EH Bildu a las próximas autonómicas.
Este giro le ha supuesto, además de la expulsión de los tres parlamentarios —solo ha seguido la disciplina interna Dani Maeztu—, una espantada muy numerosa de afiliados que ha dejado en cuadro el cuerpo militante de Aralar.
“Cumplir con la palabra se paga muy caro a veces”, manifíesta
Ezenarro como cabeza visible de Aralar ya es historia. A ahora está por ver cuál va a ser su futuro, que ha sido motivo de muchas especulaciones, desde su participación en las listas del PNV en los comicios vascos hasta la creación de un nuevo partido político con las características de Geroa en Navarra. La política de Getaria asegura que no comparte plenamente el proyecto político de ningún partido, ni tiene previsto afiliarse a otra sigla. Pero añade: “Yo no me voy para siempre. Voy a seguir vinculada a la política”.
Y a Aralar le queda pendiente cubrir las tres vacantes que han dejado los despedidos. La ley obliga a reemplazarlos por los inmediatamente siguientes en las listas, entre los que figura al menos un representante crítico, aunque es posible que las sustituciones no sean necesarias si el lehendakari convoca elecciones.
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