Embarcaciones que sueñan con alta mar
Fomento saca a subasta 33 barcos abandonados en siete puertos andaluces
Remel atracó por primera vez en el puerto onubense de Ayamonte en julio de 2006. Su propietario, un británico amante de la navegación, vivía a caballo entre su ciudad natal y la costa andaluza. Este velero de 10 metros de eslora, que en más de una ocasión surcó el Atlántico, duerme amarrado desde 2007. De la noche a la mañana y sin dejar ninguna pista, su dueño desapareció. Remel es una de las 33 embarcaciones que la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía ha sacado a subasta al haber sido abandonadas durante los últimos años en siete de los puertos de la comunidad.
Se trata de barcos que llevan atracados más de seis meses consecutivos sin actividad aparente y cuyos dueños no abonan las tasas correspondientes a ese periodo, según se explica en la web de la Agencia Pública de Puertos de Andalucía, encargada de la gestión de los muelles. “Antes de sacarlos a subasta, siempre se intenta localizar a los propietarios para pedirles que se hagan cargo de la embarcación. En la mayoría de los casos es imposible contactar con ellos”, agrega un portavoz de la Administración.
El precio de los barcos oscila entre los 500 y los 25.000 euros en función del tamaño y del deterioro que presenten
Al igual que en el caso de Remel, los motivos que desencadenan estos abandonos son un misterio para el ente andaluz, que los achaca al deterioro que sufren las embarcaciones con el paso del tiempo. “Cada barco tendrá su propia historia pero la mayoría son lanchas viejas [21 de los 33] que sus propietarios no pueden arreglar. Así que, sin más, se desentienden”, matiza el responsable.
Las embarcaciones a adjudicar se localizan, principalmente, en los puertos gaditanos de Barbate (11), Rota (7), Chipiona (5), Puerto América (4) y Sancti Petri (2). Remel y tres barcos en la Caleta de Vélez (Vélez-Málaga) completan un catálogo cuyos precios oscilan entre los 500 y los 25.000 euros, en función del tamaño de cada embarcación y del estado de deterioro que presenten. Entre ellas, se distinguen desde veleros de 14 metros a lanchas de apenas cinco que carecen de los requisitos mínimos para la navegación de recreo. “Antes de salir a navegar, los futuros dueños deben tener el título de patrón y el permiso de circulación marítima”, precisan desde el ente.
En cuanto al sistema de la subasta, que se celebrará el 6 de agosto en las oficinas de Puerto América, los interesados deberán presentar sus ofertas en sobre cerrado antes del 31 de julio. “La mayoría de los pujadores son andaluces o madrileños con un alto poder adquisitivo, de profesiones liberales y grandes amantes de la navegación”, define el portavoz.
Al mejor postor
Los barcos se irán adjudicando a las ofertas económicas más altas y, en caso de empate, a la propuesta que conste presentada con anterioridad. “El 80% de los barcos que salen a subasta son comprados. En la de 2010, solo dos embarcaciones se quedaron sin adjudicar”, afirman desde la Agencia. El dinero recaudado se destinará a cubrir la deuda generada por el impago de las tasas portuarias y el montante que reste será reclamado por Hacienda a sus antiguos propietarios.
Una vez concedidas las embarcaciones sus adjudicatarios disponen de 15 días para abonar la cantidad acordada y de un mes para retirar la nave. En este periodo, pueden surgir ciertos problemas. “En la última puja uno de los compradores se echó atrás y solo se quedó con uno de los seis barcos que había comprado. Aseguraba que estaban en peor estado del que esperaba. En ese caso, las otras embarcaciones se volvieron a adjudicar”, aclara el portavoz, quien señala que aquellos barcos que no resulten adjudicados son desguazados y sus restos tratados como residuos. Remel espera no ser uno de ellos.
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