FEVE propone suprimir una veintena de trenes de cercanías y dos regionales
Los trabajadores aseguran que el recorte desmantelará el servicio de la vía estrecha
El AVE suele llevarse los grandes titulares y las grandes cifras, pero al mismo tiempo que se licitan nuevos tramos para la alta velocidad hay otra red, más antigua y centrada en las distancias cortas, a la que se le receta el jarabe amargo del recorte. Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha (FEVE), —una malla que discurre entre Ferrol y Bilbao y se extiende a lo largo de 154 kilómetros en su tramo gallego— pretende reducir sus trayectos a partir del próximo otoño. A la certeza de la integración con Renfe, aprobada en el Consejo de Ministros de la semana pasada, se suma la amenaza de un importante recorte a partir de octubre en los dos tipos de servicio que la empresa pública presta en la comunidad: 19 trenes menos en la red de cercanías que une Ferrol con Ortigueira (ahora hay 55 en días laborables) y dos menos, uno de ida y otro de vuelta. en la regional que conecta Ferrol y Oviedo y que tiene su última estación gallega en Ribadeo, adonde llegan cuatro ferrocarriles diarios. Si las intenciones de FEVE se materializan, será imposible para el pasajero viajar de Ferrol a Santander en un mismo día. La empresa rechaza aclarar sus planes a este periódico.
Esta es la propuesta, pendiente de negociación, que FEVE comunicó la semana pasada mediante un dossier enviado a los trabajadores. En él, la empresa alude a la necesidad de ahorrar en combustible y adaptar “la oferta a la demanda”, un objetivo señalado en repetidas ocasiones por el presidente, Marcelino Oreja. Los empleados, sin embargo, rechazan de plano la reducción de trenes y critican, además, que afecte a servicios de mañana, los que más pasajeros reúnen, y a zonas con escasas alternativas de comunicación por carretera, como la costa lucense. La vía FEVE es una excepción en la red ferroviaria gallega actual: es un servicio prácticamente rural, diseñado para unir zonas cercanas y que cuenta con más de 50 apeaderos en uso repartidos por localidades pequeñas, o incluso aldeas, de la costa norte, desde Ferrol a Ribadeo.
Una de las primeras reacciones a la propuesta de FEVE se escenificó ayer con una reunión entre los representantes de los trabajadores y los alcaldes de Narón, San Sadurniño y Cerdido —tres de los municipios a los que llega la red de cercanías— y el teniente alcalde de Ortigueira; los empleados querían hacer llegar su preocupación a los regidores por las intenciones de la empresa, y del encuentro arrancaron, de momento, el compromiso de los alcaldes de enviar por carta una petición a FEVE para que no suprima trenes en octubre. El próximo martes, los empleados (66 en A Coruña y 17 en Lugo) repetirán el intento con el director general de Mobilidade, Miguel Rodríguez.
“En A Mariña fastidian totalmente los servicios, suprimen los trenes más usados por la gente que va al hospital de Burela o a renovar el DNI a Viveiro", describe Gregorio Bermejo, delegado sindical de los trabajadores de FEVE en la provincia de A Coruña. Uno de los trenes a los que afecta el recorte es el que sale de Ferrol a las 8.12 horas de la mañana y llega a Ribadeo a las 11.07, el horario más útil para hacer trámites. FEVE también pretende eliminar el cercanías que a las 14.20 horas sale de Ferrol hacia San Sadurniño y que a lo largo de sus diez apeaderos intermedios sirve de transporte a los estudiantes de los institutos de la zona.
A la omnipresente cantinela del ahorro se unen, en el caso concreto del ferrocarril del Cantábrico, las peculiaridades demográficas de las envejecidas comarcas atravesadas por el FEVE. En los últimos años se compraron incluso trenes más pequeños para evitar los vagones vacíos. El servicio es discrecional, así que el tren solo se detiene en los apeaderos cuando hay gente esperando o cuando alguien ha comprado el billete con destino en esa parada. Un buen día en Burela pueden llegar, en el servicio de las 10.30 horas, “unas 30 o 40 personas”, explica Bermejo, que subraya que para esos viajeros el tren es la opción más fácil, cuando no la única. El comité critica, además, que el control de acceso es deficiente y que alrededor “del 30%” de los usuarios no se contabilizan. Aunque el próximo seis de agosto los trabajadores se reunirán con representantes de la empresa para acercar posturas, Bermejo no ve voluntad negociadora porque cree que “el desmantelamiento del servicio público” ya está decidido.
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