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Jardín nobiliario y ‘chill out’

El pianista acaba de editar un disco con conciertos para piano desconocidos de Mozart y Schöter

El concertista Iván Martín fotografiado en los jardines del Príncipe de Anglona.
El concertista Iván Martín fotografiado en los jardines del Príncipe de Anglona.CLAUDIO ÁLVAREZ

1. Café Gijón. Es el eje de la historia literaria de nuestro país y pronto va cumplir 125 años. Muchas mañanas me tomo allí el primer café, hojeando la prensa. Y pienso que estoy sentado donde antaño lo hacía otro paisano mío: Benito Pérez Galdós. (Recoletos, 21).

2. Teatro de la Zarzuela. Surgió como una iniciativa para explotar un género del que los españoles a veces nos sentimos avergonzados, pero que no deberíamos. Su arquitectura siguió el modelo de la Scala de Milán, y en él coincidí con Alfredo Kraus, que ennobleció la zarzuela. Allí he presentado alguno de mis discos. (Jovellanos, 4).

3. Teatro Español. Tiene mucha solera: cuando estudiaba aquí en la Escuela Reina Sofía comencé a aficionarme al teatro, por su relación innegable con la música y la ópera. Y cuando vivía en el barrio de las Letras me acercaba muchos días a ver obras españolas. (Príncipe, 25).

4. Panadería Las Infantas. Tiene una bollería exquisita de estilo castellano y francés, y era donde compraba el pan cada día cuando vivía en Las Letras. Tiene productos muy típicos según la temporada: me gustaba ir a comer buñuelos en Todos los Santos, torrijas en Semana Santa y rosquillas en San Isidro. (Infantas, 17).

El salto de la isla al mundo

Iván Martín (Las Palmas de Gran Canaria, 1978) estudió Piano en la Escuela de Música Reina Sofía de Madrid. Se enamoró de la capital y se quedó seis años más. Ahora que es concertista internacional vuelve a menudo a dar conciertos o de visita.

5. Gurú. La última vez que fui a este restaurante indio-paquistaní fue con el director Josep Pons: suelo llevar allí a directores de orquesta y músicos. A Pons le encantó. Me gusta el contraste de la decoración del local con el Madrid más castizo de calles estrechas y tascas, y tiene unos excelentes masalas y kormas. (Echegaray, 21).

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6. Círculo de Bellas Artes. Me une a él una relación tanto personal como profesional. He ofrecido conciertos con orquesta en su pequeño teatro y creo que su azotea tiene la mejor vista de Madrid, desde el centro hasta los límites de la ciudad. Y la visita a la pecera de la cafetería es obligada.

7. Jardines del Príncipe de Anglona. Es uno de los pocos jardines nobiliarios que quedan en Madrid. Tras salir del estudio o del trabajo es uno de los sitios en los que puedes tener un momento de tranquilidad sin tener que salir del centro de Madrid. Es un lugar al que suelo ir para relajarme y reflexionar. (Plaza de la Paja).

8. Restaurante Indochina. Tiene lo mejor de las cocinas de Asia: platos vietnamitas, chinos, coreanos… Está en plena plaza del Rey y su menú degustación es una experiencia llena de sensaciones. Suelo ir mucho, porque está muy cerca del antiguo Ministerio de Cultura y de Ópera, donde tengo muchas reuniones de trabajo. (Barquillo, 10).

9. Librería Panta Rhei. Es muy especial. Me apasionan los libros, y los músicos pasamos muchas horas en aviones y trenes en los que los libros son una buena herramienta para desconectar y que el viaje se haga más corto. Hay libros peculiares y corro el riesgo de comprar siempre algo. Y buena sección de música. (Hernán Cortés, 7).

10. Terraza del Hotel Urban. Después de un día de conciertos, reuniones y viajes, es un sitio ideal para acabar la jornada con un rollo chill out. En este lugar vuelvo a coincidir con Pons, que se alojaba siempre aquí cuando dirigía a la Orquesta Nacional. Preparan unos cócteles muy cuidados y es un buen sitio para relajarse con una copa. (Carrera de San Jerónimo, 34).

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