Un Raval de cine
El ciclo proyectará una película al día sobre el Raval durante el mes de agosto Destacan producciones realizadas por los propios vecinos del barrio
En febrero de este año, la Filmoteca de Catalunya abrió su sede en el barrio del Raval de Barcelona, el otrora Barrio Chino. Un nombre peyorativo, acuñado por el periodista Paco Madrid, que evoca marginalidad, degradación, sordidez y prostitución. Esta última, heredada del siglo XVI, cuando el Raval aun estaba fuera de las murallas de la ciudad. Entonces, Joan III, orden real mediante, solo permitía el trabajo de las meretrices a 25 metros más allá del muro. En dos décadas el barrio ha sufrido una metamorfosis que le ha convertido en uno de los referentes turísticos y de creación cultural de la ciudad. En la actualidad el Raval es sinónimo de mestizaje, de cosmopolitismo.
Como agradecimiento al barrio que les acoge, la Filmoteca inaguró el pasado día 11 de julio el ciclo monográfico Raval en el Raval. Imágenes de un barrio. "Queremos mostrar algunas de las películas que se han creado aquí", dice Octavi Martí, director del monográfico. La serie durará hasta el próximo 31 de agosto y se proyectarán un veintena larga de películas, entre las que habrá creaciones propias de los vecinos del barrio, como la compilación de documentales Ravalea: El barrio visto por los vecinos.
"El cine del siglo pasado ha tratado la vertiente más pobre y delicuente del barrio", revela Martí, que considera que el Raval siempre ha tenido una cara más popular y reivindicativa: "Aquí se produjeron los primeros movimientos obreros". La intención de los organizadores de las proyecciones es mostrar la evolución del barrio desde el S.XIX. El director observa también que la mayoría de producciones que se hacen en la actualidad son de "carácter mulitcultural".
Durante el ciclo se proyectarán documentales realizados por los vecinos del barrio
Durante los días que dure el ciclo, la Filmoteca ha organizado una exposición en la que se muestran imágenes de la historia del barrio anterior al siglo diecinueve: "La despensa de la población barcelonesa", lo define Martí. Durante la Guerra de Sucesión sus terrenos fueron utilizados como huertos para abastecer a los más de 35.000 habitantes de la ciudad que aguantaron durante 14 meses el asedio borbónico. Con la llegada de la Revolución Industrial el barrio fue adquiriendo "su fisonomía actual y su carácter obrero".
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