Peinador abre una terminal gigante pese a la caída del tráfico

De nada valen los datos que insistentemente cuestionan la competitividad de los aeropuertos. Tampoco el hecho de que Vigo tenga a partir de ahora una terminal para cuatro millones de pasajeros con un tráfico anual por debajo del millón (y en descenso). La política de café para todos sigue marcando la filosofía de cualquier gobierno, de derechas o izquierdas, y eso lo refuerzan las declaraciones de la titular de Fomento, Ana Pastor, que cortó ayer la cinta roja de la infraestructura asegurando que Lavacolla, Peinador y Alvedro “son todos compatibles”. Solo matizó que “hay que dimensionar sus costes a su actividad”. A la nueva terminal, “un edificio francamente precioso”, según la ministra, diseñado por el arquitecto César Portela, seguirán otras actuaciones en el aeropuerto vigués, que incluyen la conexión con el recinto ferial o cambios en el campo de vuelos.

A su lado, el conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, suscribía la importancia de la obra para que siente las bases “de la recuperación económica”, esperando que el tráfico pueda recuperar los niveles registrados en 2007 (1,4 millones). El alcalde, Abel Caballero, lo calificó de un “gran día”, para la ciudad. “Vigo necesita un gran aeropuerto por su propia dinámica”.

Según datos recogidos por Europa Press, con la ampliación la superficie se incrementa más del doble, al pasar de los 8.700 a los 20.300 metros cuadrados. Las instalaciones han costado 24,5 millones y habilitan cuatro nuevas puertas de embarque.