El PP comienza una nueva era bajo el signo de la incertidumbre
Zoido se perfila como una solución transitoria para suceder a Arenas por su dedicación a Sevilla. La candidatura a la Junta queda en el aire
Un mes, eso es lo que ha tardado el PP andaluz en tapar el enorme socavón que se abrió en el partido cuando Javier Arenas anunció que se iba de inmediato después de 19 años de liderazgo omnipresente. Todo ha sido muy rápido. A los tres días, Juan Ignacio Zoido aceptó oficialmente el relevo, el congreso se organizó en un santiamén, se cambió la estructura y se cerraron los puestos de relevancia. Pero tal celeridad no ha impedido que la nueva era comience bajo el signo de la temporalidad y la incertidumbre. El mismo Zoido ha apuntado que su mandato será transitorio al repetir machaconamente que su prioridad es Sevilla, ciudad de la que es alcalde, y la candidatura a la Junta ha quedado en el aire.
La extrema debilidad económica que atraviesa España —los compromisarios han sido recibidos este viernes en Granada con una sonora protesta de funcionarios— y la premura con la que se ha planteado la sustitución han forzado una especie de cierre en falso, con un equipo de emergencia para superar velozmente el bache, pero poco más. De momento, se trata de una fina capa de asfalto estirada a toda prisa, susceptible de desmoronarse a la menor grieta.
En este primer día ya se han detectado signos de desavenencias entre los que llegan y los que se van. Aunque lo que se ha visto en el escenario del pleno fue un espectáculo almibarado, con vídeos magistralmente ensamblados para provocar la emoción, detrás del telón los tramoyistas no andaban de tan buen rollo. La dirección saliente se ha sorprendido por la contundencia de las medidas que ha ido ejecutando Zoido en los preliminares, que se resumen en una: borrón y cuenta nueva sobre los modos anteriores.
El alcalde de Sevilla se ha esforzado por hablar de continuidad, del valioso legado que le deja Arenas, de su ejemplo y logros, pero en la práctica ha oficiado una severa poda a la estructura de su predecesor y descabalgado al staff por la expeditiva vía de eliminar sus carteras. También ha resuelto las reticencias de las provincias orientales situando en un lugar destacado el poder municipal —bajo la batuta del malagueño Elías Bendodo— una baza que ha exprimido en estos años Arenas, pero siempre como reclamo electoral y ariete contra la Junta.
Los tirones que se han producido este viernes han sido precisamente por la permanencia del entorno del virtual exlíder. Según fuentes del partido, la reubicación de Rosario Soto, hasta ahora portavoz —un puesto que desaparece— dio pie a la polémica, así como la sustitución en la ejecutiva (que se hará pública hoy) de uno de los cargos afines a Bendodo por la cuota de Málaga.
El presidente saliente ha tenido su lugar de gloria. Todos los oradores le han rendido un sentido homenaje, ha habido ovaciones varias, y él ha respondido con un discurso (el último en el cargo) agradecido a la militancia y abundante en gestos de humildad. Su intervención estaba prevista al final, como colofón y cierre, si bien él mismo quiso adelantarla. La nota humana la pusieron las lágrimas de la esposa de Arenas, Macarena Olivencia, y el final: “Millones, millones de gracias”. Sin embargo, ha llamado la atención el escaso tiempo que ha dedicado a Zoido y, en general, el escaso tiempo que ha durado la alocución, cuyo mensaje principal ha sido la recomendación a los afiliados de seguir al alcalde de Sevilla con la misma “lealtad” que le han seguido a él.
Dolores de Cospedal, secretaria general del PP nacional, ha oficiado como cuota foránea, y se ha sumado a los elogios a Arenas, de quien ha destacado la capacidad de trabajo y el “haberse dejado la piel”. No obstante, ha colado una frase cargada de significado —es notoria su resistencia a que el andaluz gane peso en Génova— que retumbó en el plenario: “Arenas no deja el PP de Andalucía, deja la presidencia, Arenas se queda en el PP de Andalucía”.
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