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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Lo que se cuece

El Campus FAES, donde se anticipan las líneas estratégicas del PP, propone desmantelar el Estado autonómico

Apabullados por la situación económico-financiera, pendientes de las decisiones draconianas que formalice hoy el Consejo de Ministros, adormecidos por la viscosa retórica de Mariano Rajoy, corremos el riesgo de no percatarnos —o no lo suficiente— de cuál es el proyecto ideológico-político que la derecha española gobernante trata de imponer bajo la coartada de la crisis.

Afortunadamente, no se trata de un proyecto secreto. Entre los pasados días 29 de junio y 7 de julio se desarrolló en un hotel de Navacerrada la novena edición del Campus FAES, el principal foro de debate anual organizado por el think tank del Partido Popular. Pero no fue un debate especulativo o teórico, según precisó en su discurso inaugural el presidente de la fundación, José María Aznar: “Este Campus ha actuado como un sistema de alerta temprana ante muchos de los problemas que han terminado por ocupar el centro de nuestra vida política”.

Lo confirmaría el propio Rajoy en su intervención de clausura: la labor del Campus FAES está destinada a “nutrir de ideas y de pensamiento de calidad la tarea diaria del Partido Popular”. Examinemos, pues, algunas de tales ideas estratégicas.

Ningún lector se sorprenderá al saber que la universidad veraniega del PP dedicó una jornada entera a “la recuperación del prestigio y la posición de España en el mundo” y, dentro de ella, una mesa redonda a “la marca España”. Entre las propuestas para fortalecerla, el secretario de Relaciones Internacionales del partido y diplomático, José Ramón García, destacó “la recuperación del patriotismo”; y su veterano colega Javier Rupérez puso el énfasis en “el replanteamiento de la estructura territorial del Estado, (…) que evite una gravísima deriva a la balcanización de España”.

"El Estado autonómico se nos ha ido de las manos..." la reforma que ahora se precisa "tiene que ser del Título Octavo entero de la Constitución", señala el catedrático Tomás Ramón Fernández

Este último asunto, la revisión del modelo territorial, iba a impregnar casi todo el Campus. El historiador José Varela Ortega, por ejemplo, cargó contra Rodríguez Zapatero pero, de los muchos motivos posibles, sólo por uno: haber inducido al PSOE a “renunciar a la soberanía nacional”. El intento de ZP de configurar “una mayoría natural con los partidos soberanistas es una de las peores cosas que han ocurrido en la izquierda española desde la República”.

Mucho más contundente fue el catedrático de derecho administrativo de la Complutense Tomás Ramón Fernández: “El Estado autonómico se nos ha ido de las manos”. Construido “a empellones y al margen de toda reflexión”, con competencias transferidas “sin pensar en las consecuencias”, la reforma que ahora se precisa “tiene que ser del Título Octavo entero de la Constitución”.

El modelo actual es “un aparatoso tinglado insostenible en términos económicos y que no ha mejorado en nada la eficiencia del denostado centralismo anterior, sino que ha empeorado la situación. (…) En rigor, más que un Estado propiamente dicho, lo que tenemos hoy son 17 estaditos yuxtapuestos”. Y, por si la filosofía política del doctor Fernández aún no había quedado clara, el catedrático remató: “Todo esto [la reforma del modelo territorial] no servirá de nada si se mantiene el sistema electoral que tiende a dar la llave gubernamental a las fuerzas nacionalistas”.

Así las cosas, que la principal de esas fuerzas a marginar, Convergència i Unió, pacte con el PP cuestiones de supervivencia financiera, pase. Que los acuerdos sirvan para hacer a Daniel Sirera nuevo miembro del Consell de l'Audiovisual de Catalunya (CAC), eso ya resulta chirriante. Sirera, que durante su efímero liderazgo del PP local trató de sobrepasar en fervor españolista a Ciudadanos (véase el libro que por entonces firmó, Tan catalán como tú), sin que eso le salvase de la defenestración. Sirera, que todavía el año pasado escribía en Las Provincias artículos aplaudiendo el cierre de las emisiones de TV-3 en Valencia y acusando al nacionalismo catalán “de querer convertir a la Comunidad Valenciana en una colonia de la Cataluña triunfante”.

En el Parlamento catalán, CiU prefirió al abogado sin pleitos Daniel Sirera sobre un Salvador Alsius con cuatro décadas de experiencia profesional y académica en el campo de la comunicación. Inexplicable y penoso.

Joan B. Culla i Clarà es historiador.

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