Madrid se funde en negro
La marcha minera llega a la capital en la penúltima etapa de su gesta de 400 kilómetros Hoy se les unen 500 autobuses de Asturias, León, Aragón y Andalucía
“Orgullo minero”. Dos palabras en letras rojas y negras en una estación de autobús revelan la presencia de la marcha negra en el barrio de Aravaca, al noroeste de Madrid, donde la llamada columna norte llegó este lunes poco antes de las tres de la tarde tras 18 días de caminata desde Asturias, León y Palencia. Una gesta que los ha convertido en un referente en la lucha contra la crisis. “Ojalá yo fuera como vosotros. Sois los auténticos héroes de los españoles”. Un vigilante de seguridad de uniforme se acercó por la mañana con una moto a la carretera para dar aliento a los 160 mineros que han recorrido más de 400 kilómetros para llegar a la capital, donde en la noche del martes tienen prevista una marcha nocturna desde Ciudad Universitaria hasta Sol, tras confluir con otro centenar de compañeros procedentes de otra marcha.
Esta otra columna, formada por mineros de Castilla La Mancha, Aragón y Córdoba y que pasó la noche del domingo en Alcalá de Henares, llegó el lunes a Alcobendas aproximadamente a la una de la tarde tras recorrer más de 30 kilómetros por la R-2. A la entrada de la ciudad —desde la carretera de Barajas— los bomberos recibieron a la columna de mineros con bocinazos y les refrescaron con mangueras de agua para mitigar el calor, informan Maryem Castillo y Sergio Delgado.
La gran manifestación será el miércoles a las 11.00, entre la Plaza de Colón y la sede del Ministerio de Industria. Pero este martes ya está previsto que lleguen 500 autobuses de Asturias, León, Aragón y Andalucía para apoyarlos.
“La lucha es el único camino”. Los participantes en la marcha Norte insisten en su sorpresa por el apoyo que han recibido en todo su camino. Pensaban, erróneamente, que iría decayendo al bajar de León. “Fuera de allí se conoce menos la minería y su problemática, pero la verdad es que muchísima gente nos está respaldando”, comenta Pedro Castillejo, delegado del SOMA-UGT de Asturias, y participante en la marcha. Su lucha se ha convertido en un referente de insumisión contra los recortes provocados por la crisis. Los ciudadanos acuden a saludarles, a respaldarlos, a darles las gracias.
Su lucha se ha convertido en un referente de insumisión contra los recortes provocados por la crisis
Las anécdotas del camino son innumerables. Quedan para el recuerdo los dos agentes de la Policía Local de Madrid que el lunes, entre Las Rozas y Aravaca, acudieron a la cabeza de la protesta, identificada con una bandera con la Cruz de la Victoria (de la bandera asturiana) sobre fondo negro. “Pensábamos que venían a llamarnos la atención”, cuenta un minero palentino, “y alucinamos cuando cada agente nos dio un billete de 50 euros”.
Con donativos como ese, mucho cansancio, cientos de ampollas y mucha, mucha esperanza, los mineros de la columna norte culminaron la penúltima etapa de su marcha negra en Aravaca, donde les esperaban los vecinos de la urbanización Rosa Luxemburgo, con un cuidado dispositivo de bienvenida. Fueron recibidos con aplausos y ruidos de claxon.
“Queremos que toda España nos apoye. Por eso vamos a llegar al centro de Madrid con los cascos y los candiles”, asegura José, de León, exultante por el recibimiento de los vecinos de Aravaca. El minero se ríe cuando ve un anuncio de venta de un chalé. “Por 700.000 euros arreglamos parte de mi empresa”. El gaitero asturiano Hevia fue el encargado de tocar el himno de los mineros, Santa Bárbara bendita, melodía que animó a los mineros durante los últimos kilómetros a través de la megafonía de la organización.
Solidaridad de los vecinos
Los vecinos de Aravaca se volcaron con los fatigados caminantes. Por lo que se refiere al cobijo, sumaron al espacio del gimnasio del colegio del barrio —que la Junta de Distrito cedió tras algunas pegas, afirman los responsables de la Asociación Cultural Rosa Luxemburgo de Aravaca, que se encargó de solicitar este espacio— las plazas disponibles en unas 40 viviendas de vecinos solidarios. En el terreno del espíritu, organizaron una multitudinaria “cena de confraternización”, en la que participaron numerosos artistas, entre ellos Luis Eduardo Aute, Pilar Bardem, Willy Toledo o Víctor Manuel.
“Nosotros somos igual que cualquier otro”, señaló Luis Pastor, del brazo de Pilar Bardem. “Como todos los ciudadanos que, para ayudar a los mineros, han abierto sus casas, su corazón, y les han dado su comida”. El cantautor y la actriz recibieron efusivos saludos y muestras de cariño a su llegada al recinto. Se muestran poco preocupados, dicen, con quienes probablemente criticarán su presencia allí, como ocurrió cuando se movilizaron por otras causas, como la oposición de la guerra de Irak de 2003. "Si nos critican, pues que nos critiquen. Es muy fácil estar en Twitter, con un nombre falso, diciendo barbaridades”, dijo la matriarca de los Bardem.
Sobre el escenario, la noche deparó muchos y variados momentos de emoción. Desde el debut de Caídos del Cielo, un grupo de teatro formado por personas en riesgo de exclusión social, a los más clásicos, como la mítica Al alba, de Luis Eduardo Aute, cantada por su autor a capella. Pero el punto de máxima emoción se alcanzó, como era de esperar, pasadas las once de la noche y con el más clásico de los referentes de la minería en formato canción en España, a cargo del asturiano, de la cuenca del Caudal, Víctor Manuel.
“Un recuerdo, lo primero de todo, para los compañeros encerrados en los pozos Candín y Santiago, que llevan 45 días”. Con esas palabras inició su actuación el mierense para arrancar con guitarra acústica los acordes de El abuelo Víctor. En torno a 3.000 personas pudieron corear que “el abuelo fue picador allá en la mina y arrancando negro carbón quemó su vida”, y el posterior “sola en mitad de la Tierra” de Asturias. Puños en alto, móviles grabando y voces emocionadas siguieron estas canciones. Como broche final, varios de los artistas subieron al escenario para acompañar al asturiano y cantar Santa Bárbara bendita, el himno minero por excelencia.
Con la última etapa, los mineros del norte habrán aguantado calor y cansancio acumulado durante más de 400 kilómetros para transmitir al ministro de Industria, José Manuel Soria, que no se puede mantener el recorte del 63% de las subvenciones para este año que, según denuncian los sindicatos, provocará el cierre de las minas de carbón en Asturias, León, el norte de Palencia, Aragón y Castilla-La Mancha. “Victorino Alonso, empresario del carbón de Asturias y León, ya ha dicho que si le bajan el 63% las ayudas se verá obligado a echar al mismo porcentaje de trabajadores”, explicaba un minero de Villablino, que resaltó que hará todo lo posible para mantener a sus tres hijos: “Todos en el pueblo vivimos del carbón”.
Por eso los caminantes volvieron a tirar el lunes por la noche, una vez más, de su orgullo minero. Un sentimiento que relacionan con la lucha obrera. Con cientos de kilómetros en sus pies, ataviados con sus cascos y con sus camisetas negras y verdes adornadas con lemas como “lucha minera”, “sí a la reactivación de las cuencas mineras” o “quieren acabar con todo”, respondieron, al final del acto, sacando pecho: “Aquí están, estos son los que sacan el carbón”.
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