Otro aire para los festivales

La localidad sevillana de Morón acoge desde este miércoles hasta el sábado, por segundo año consecutivo, el festival Flamenco en la Frontera. En tiempos de dificultades económicas, en los que tantas citas culturales —entre ellas las flamencas— ven peligrar su continuidad, sorprende la de esta joven propuesta que es, además, fruto de la iniciativa privada, aunque con apoyos institucionales. Su organización reside en una asociación que lleva el nombre del festival, creada para poner en marcha el evento, y en la empresa productora Bujío de Ideas, mientras que los principales apoyos públicos provienen del Patronato Municipal de Cultura.

Homenaje al guitarrista Miguel Vega Cruz, el legendario Niño Miguel

La cita moronense, que celebró su primera edición en el mes de septiembre del pasado año, ha resultado original desde su nacimiento debido a su formato. Se trata de que la ciudad, durante un mayor o menor número de días, se constituya en un lugar de encuentro de aficionados, artistas y promotores a través de una serie de actividades que van más allá de los espectáculos. [La renovada propuesta no entra, sin embargo, en colisión con la cita tradicional, el Gazpacho Flamenco de Morón, uno de los festivales más antiguos de Andalucía —nació en 1963—, que se celebrará en el mes de agosto.]

Morón ha sido históricamente un enclave de gran tradición flamenca y, especialmente, guitarrística, con una escuela de nombre y sonido propio que arranca en José María Álvarez El Niño de Morón y encuentra en Diego del Gastor su principal referencia. Por ello no resulta nada sorprendente que el festival Flamenco en la Frontera haya dedicado sus dos ediciones a guitarristas. El año pasado fue al maestro Manolo Sanlúcar y en el presente homenajea a Miguel Vega Cruz, el legendario Niño Miguel.

El acto de ofrecimiento tendrá lugar el sábado 7 de julio dentro de la tercera de las veladas que se han programado en Los Altos de la Plaza de Abastos, uno de los espacios escénicos que acogen una programación que destaca por el equilibrio en la representación de las tres disciplinas —cante, toque y baile— del arte flamenco. Los otros dos espacios son la Casa de la Cultura y el Teatro Cine Oriente, donde el miércoles 4 de julio a las 21.30 arrancan los espectáculos con la representación de la obra Las cicatrices, original de José Luis Ortiz Nuevo y con la dirección de Raúl Cortés.

Durante cinco días habrá cante, baile, exposiciones y conferencias

El jueves, las galas se trasladan a la Plaza de Abastos donde a las 22.00 se ofrece la actuación del trío Bojaira, una apuesta del festival por las músicas inspiradas en el flamenco pero presentadas en un formato distinto, jazzístico en esta ocasión. La noche siguiente a las 22.00 el mismo escenario acogerá las actuaciones de la onubense Macarena de la Torre y la jerezana Juana la del Pipa (cante), el toque de Juanma Torres y el baile de Alejandro Granados. Finalmente, la noche del sábado ofrece el reencuentro del sitar de Gualberto García con la guitarra de Ricardo Miño, el baile de Carmen Lozano y el cante de las trianeras Antonia La Negra y su hija Angelita Montoya, y el homenaje a Niño Miguel.

El evento se completa con tres exposiciones fotográficas. La primera, la denominada Flamenco Project (Casa de la Cultura), devuelve a Morón algunos de sus años de mayor esplendor flamenco. Las otras dos llenarán las calles de imágenes flamencas: el fotógrafo sevillano Paco Sánchez colgará en las calles del centro histórico su visión del baile con El color del flamenco, y José Ángel Vidal, que es autor del cartel de esta edición, expondrá en Los Altos de la Plaza la memoria de la pasada edición. Las conferencias estarán a cargo de Cristina Cruces, La mujer en el flamenco, y de Luis Clemente, Camarón. El niño viejo.