Interior apoya su tesis sobre la Vuelta en la opinión de jefes de la Ertzaintza
Entienden que el plan del ministerio es inasumible y así refuerzan el rechazo
Las exigencias del Gobierno vasco sobre la presencia de la Ertzaintza en la Vuelta 2013 a su paso por Euskadi no son un capricho político. Así podría desprenderse de la interpretación realizada por los cinco jefes de división de la Policía vasca que ven “inasumible” el plan del Ministerio del Interior. Las diferencias entre los departamentos de Interior de ambos Gobiernos no cesan en las últimas semanas, en el marco de la ruptura del pacto político entre el PP y el PSE-EE. Las disensiones en materia de política penitenciaria relacionada con presos de ETA siguen latentes, pero ambas partes saben que cuestiones como la relativa a la presencia policial en la Vuelta —este año, los días 20 y 21 de agosto, en Euskadi— tienen un lógico eco popular, además del acento político que lleva consigo.
Interior tiene mucho interés en que se conozca la carta de los cinco jefes de división porque en ella dejan constancia de las discrepancias sobre las competencias entre la Policía vasca y las Fuerzas de Seguridad del Estado, que sitúan, de hecho, “desde el inicio de la actividad de la Ertzaintza”. Rodolfo Ares ya le había advertido al ministro Fernández Díaz de que se había registrado en los últimos meses “interferencias de las Fuerzas de Seguridad del Estado en las atribuciones de la Policía Autónoma Vasca”.
En su carta, los jefes de división no han detallado las “interferencias” a las que alude Ares y que se refieren a la proliferación de controles de la Guardia Civil no comunicados a la Ertzaintza o por las investigaciones que desarrolla la Policía Nacional pese a que tienen su origen y culminación en Euskadi.
De hecho, venían siendo el caldo de cultivo de este malestar de la consejería vasca, que ha estallado al conocer las diferentes propuestas presentadas por las Fuerzas de Seguridad del Estado para el dispositivo de seguridad de la Vuelta, las cuales, a juicio de los jefes de la Ertzaintza, eran “inasumibles, ya que suponían una vulneración de los acuerdos alcanzados el año anterior, que respetaban las competencias de los cuerpos de seguridad implicados”. Como referencia, el año pasado, la dirección de la carrera a su paso por Euskadi correspondió a la Policía vasca, aunque se mantuvo un número limitado de motoristas de la Guardia Civil cerca del pelotón en la etapa que arrancó en Noja (Cantabria) y llegó a Vitoria, mientras que el ministerio, en manos del PP, quiere que este año el papel principal corresponda al instituto armado.
Paradójicamente, el clima de normalidad que rodeó el histórico retorno de la carrera a Euskadi resulta ahora un espejismo, a pesar de que el pasado año tanto el PP como el PSE-EE entendieron que el desarrollo de las etapas había resultado “un éxito”. Pero, ahora, ya nada es igual en las relaciones entre ambos partidos y, sobre todo, entre los responsables de las carteras de Interior en Madrid y en el País Vasco. No obstante, la posición del ministerio permite a Rodolfo Ares jugar un nítido papel político en defensa de las competencias de la Ertzaintza, que seguirá alimentando a medida que no se llegue a un acuerdo y que pueda basar su rechazo en documentos como el esgrimido ahora por los cinco jefes de división de la Policía autonómica, que dejan constancia, eso sí, del carácter absolutamente técnico de sus valoraciones sin entrar en el debate político.
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