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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Trending topic’

Sabía que se buscaban imbéciles para que la gente se ría de ellos en televisión. Lo que no sabía es que se buscaran tanto ni que tantos se prestasen a ser imbéciles útiles con tal de 10 minutos de cañería rota y de gastroenteritis dialéctica, políticos incluidos sometiéndose a las inquietantísimas preguntas de ágrafos e incultos. La cena de los idiotas, la magnífica película de Francis Veber, debería ser publicitada cada año e incluida en las videotecas de las escuelas públicas y privadas, suponiendo que las tengan. El penúltimo acto —nunca hay que decir el último, como cuando te vas de copas— de esta teoría del absurdo es la locura por conseguir ser trending topic en Twitter. Por esa locura, la gente es capaz de cometer los peores chistes, las mayores imbecilidades, el general desastre. Cualquier acto de insolvencia, insolencia, indecencia, inconsciencia (todo menos ciencia) puede convertirse en trendig topic y, por lo tanto, será venerado. Supongamos que alguien hace el peor programa televisivo del mundo, que comete la mayor equivocación de la historia de la radio, el mayor error en la historia de la prensa. Que no se preocupe, puede ser feliz, porque seguramente será trending topic, le subirán el sueldo y será venerado de por vida.

Recientemente he vivido, así de lejos, con la mirada aviesa, el ataque tuitero a Sara Carbonero, en el que imperaba, sobre todo, la envidia y un asomo de machismo insolente. “Gracias Sara” se convirtió en un exito de Twitter, porque no hay nada que nos ponga más que poner a parir a los demás. No, no me hagan bola, que dicen los mexicanos. No soy yo un fan de Sara Carbonero en su vertiente periodística y no voy a opinar sobre su vertiente estética, porque no quiero caer en el prejuicio que se asocia siempre a la mujer que interviene en un medio de comunicación. Cierto es que en algunos medios si una mujer no es bella tiene pocas probabilidades de éxito, por no decir ninguna. Pero la constante se mantiene en el cine, en la música, en el entretenimiento —¿han visto lo fino que me he vuelto cuando defino la telemierda?— Sara Carbonero se merece todo el respeto del mundo, sea o no sea la novia de Casillas, haga o no haga anuncios publicitarios. Pero haría bien en redefinir su carrera, pensar que sería difícil ser directora de informativos, por ejemplo, y la mujer de Rajoy al mismo tiempo.

Lo único que tiene seguro es que es y será trending topic, que es lo que cuenta, cuando quiera y como quiera. Si eso basta, que parece que en estos tiempos es suficiente, pa’lante. Yo lo único que les pido a ustedes es que no me tuiteen mucho este artículo, no vaya a ser el cazador cazado. Les juro que me haría dudar de mí, de ustedes, de todo. Y lo siguiente, ya enviciado por el éxito, no sé lo que sería capaz de hacer. No sé: ¿decir que Obama es miembro del Ku Klus Klan? ¿Que De Guindos está debajo de un almendro? Todo por el éxito. Gracias Sara.

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