Las condiciones económicas alejan el acuerdo para rebajar el coste de la F-1
Tras medio año de conversaciones, Fabra espera que la salida no “tarde” Más de 2.000 personas marchan contra el “despilfarro” de eventos como la F-1
“Estamos negociando y espero que no tardemos mucho en concretar esa posible alternancia y en fijar nuevas condiciones”, afirmó este domingo el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, sobre el futuro de la Fórmula 1 en Valencia. Medio año después de que el Consell mandara una carta al patrón de la F-1, Bernie Ecclestone, para revisar a la baja el contrato del Gran Premio de Europa en Valencia, la negociación sigue abierta y el acuerdo de la posible alternancia con el gran premio que se celebra en Montmeló está por atar.
Pese a que Ecclestone aceptó el pasado marzo que Valencia y Barcelona alternen la carrera, la renegociación del contrato, y especialmente de las condiciones económicas, se está alargando por sus dificultades. “Todo se está negociando”, subrayó Fabra al ser preguntado si Ecclestone rebajará el canon que paga Valencia, de unos 21 millones de euros anuales. “Todo esto llega, lógicamente, porque hay poco dinero, pero las negociaciones siguen y hay buena predisposición por las dos partes”, aseguró Fabra.
El presidente del Consell no quiso extenderse en los detalles de la negociación ni las exigencias de Ecclestone, pero sí destacó varias veces que la “delicada situación” económica exige “racionalizar” el coste del evento y en que se ha subrayado en las conversaciones con el magnate la necesidad de ajustar el gasto de la carrera para hacerla “asumible en momentos de dificultad”.
El Gran Premio de Europa, que no iba a suponer coste alguno al contribuyente, según anunció en tono triunfal la Generalitat presidida por Francisco Camps cuando se firmó en 2007 el contrato, se ha convertido en una sangría para las arcas públicas. La empresa organizadora, Valmor Sports, no ha podido hacer frente al canon pactado con Ecclestone. La Generalitat compró la firma el pasado diciembre por un euro y ha tenido que desembolsar no menos de 35 millones de euros para cubrir las deudas. A ello se suma el coste del propio circuito, que adelantó el Consell a la espera de recuperarlo con el desarrollo urbanístico de El Grau, que se antoja lejano, y el gasto anual para organizar la prueba.
El coste total de la organización sigue sin conocerse pese a que el Gran Premio de Europa se celebró ayer por quinto año consecutivo. El propio Fabra eludió dar los datos hasta después del evento cuando se los pidió en las Cortes el portavoz de Compromís, Enric Morera. También las cifras del contrato con Ecclestone se mantuvieron durante tiempo bajo siete llaves hasta que finalmente trascendió que el canon anual supera los 20 millones de euros.
El posible acuerdo no tropieza solo con la dificultad de convencer a Ecclestone de que reduzca sus pretensiones económicas. También es necesario un acuerdo con Cataluña para alternar los grandes premios y hacer solo uno al año. “Hay buena predisposición”, insistió Fabra. “En su día hablé con el presidente Artur Mas y comentamos que en estos momentos de dificultad, que a ellos también les afecta, la solución pasa solo por la alternancia”, destacó.
El presidente del Consell cree que no habrá “ningún problema”, pese a que Mas no ha descartado otras soluciones y declaró en mayo: “Más que hablar de la alternancia con Valencia, ahora estamos concentrados en que haciendo esfuerzos dentro de Cataluña, podamos ir manteniendo un gran premio”.
El contrato de Valencia expira en 2014 y el de Montmeló en 2016. La opción de alternancia que se baraja implicaría que Valencia no tendría carrera en 2013 y aceptaría al menos una más en 2016. Fabra evitó concretar el calendario e insistió en el interés de mantener la F-1 porque supone “una proyección muy importante para Valencia”. “Hay más de 500 millones de espectadores que siguen la carrera y un impacto económico de más de 100 millones de euros”, y 1.400 puestos de trabajo por el montaje de la carrera, apuntó. Cifras que no coinciden con las que dio el viernes la consejera de Turismo, Lola Johnson, que habló de un impacto económico en Valencia de 55 millones de euros y la contratación de 175 proveedores y 1.000 trabajadores para esta edición.
La rentabilidad económica y social del gran premio de F-1 se la discutieron al Consell en las calles más de 2.000 personas (5.000, según los organizadores) en la Marcha contra el Despilfarro convocada por UGT e Intersindical Valenciana contra la política de grandes eventos. “Fòrmula 1? Les persones, primer. No a les retallades”, decía la pancarta que abrió la marcha. “No tiene ninguna rentabilidad social y el impacto económico es para cuatro”, criticó Luis Lozano, de la FSP-UGT. “Se sabe que es una ruina que no nos podemos permitir”, abundó Adel Francés, de la Intersindical.
"Los recortes son brutales y siguen despilfarrando", protestaba un manifestante
“A mi hijo lo van a meter en un aula con 30 niños y no caben”, se quejaba por los recortes Amy Sevcik, de 41 años, que es profesora interina y se ve “en la calle” el próximo curso. El Consell decidió finiquitar los contratos de los interinos este mes y los sindicatos temen que en septiembre unos 3.000 no vuelvan a ser contratados. “Lladres, lladres!”, coreaban los manifestantes, entre los que había funcionarios, profesores, sanitarios, estudiantes, familias enteras, trabajadores de RTVV y de la EMT, estos días en huelga.
“Valencia short circuit”, decía la pancarta de Miguel Giner, diseñador gráfico de 41 años: “Los recortes son brutales y siguen despilfarrando. Algún día esto va a explotar”. La marcha acabó con la petición de dimisión del consejero de Hacienda, José Manuel Vela, tras recorrer una parte de la avenida del Puerto, como autorizó una sentencia frente a la pretensión de la Delegación del Gobierno de enviar a los manifestantes por El Cabanyal, lejos de la F-1.
Una parte de los manifestantes se paseó después por la zona del circuito con sus pancartas, algunas en inglés, y acudió a una cacerolada contra la F-1 en el paseo de Neptuno. “Pregúntale al del bar, a los hosteleros, si la F-1 es buena. ¿Cuánto vale la publicidad que es para Valencia?”, defendía al verlos P. M., a punto de entrar en el circuito. “Por mí podrían hacer la F-1 todos los domingos”, comentó un camarero. “No conozco las cuentas, pero esto es un buen escaparate al mundo”, afirmó José Manuel Font, con entrada en mano, al igual que tres aficionados a la F-1 de Suiza. “No podemos influir en que la F-1 esté aquí o no, pero estamos en Valencia cuatro días, gastamos dinero y pensamos volver”, afirmó uno de ellos, Erhard, que entendía las protestas por la crisis económica.
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