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Un político “de los nuestros” en IU

Reneses, que se declara un hombre del aparato, libra una batalla contra sus compañeros de partido

Miguel Reneses.
Miguel Reneses.SCIAMMARELLA

Miguel Reneses es un hombre de partido. Un hombre ligado a una organización. Milita en el PCE desde 1977 y le gustan las batallas orgánicas, los maquiavelismos propios de las formaciones políticas y sus particulares lógicas internas. Pero con unos límites. Una frontera que según el Secretario de Organización de IU traspasa la Federación madrileña de la coalición. “Están dañando a la organización”, dice con la voz algo rasposa. Y ese es el límite.

La causa por acoso sexual que seguía el Tribunal Superior de Justicia de Madrid contra el político se archivó el pasado martes. La acusación, que data de 2009, fue de una compañera de partido en la agrupación de Fuenlabrada, la ciudad de residencia de Reneses desde 1979. Reneses no se lleva bien con los dirigentes madrileños de IU. Peor que eso. Reneses y quienes mandan en la coalición, Gregorio Gordo, Ángel Pérez o Libertad Martínez, se detestan no cordialmente. Una situación que ha derivado en un cruce de denuncias, varias de ellas penales. Martínez está acusada de suplantar la personalidad de Cayo Lara en Internet. Supuestamente, lo hizo para anunciar la destitución de Reneses. También hay mutuas denuncias por falsear las cuentas del partido y despilfarrar el dinero de las campañas electorales. “Me persiguen porque les estorbo”, es el diagnóstico de Reneses. “Es un intrigante peligroso”, replican desde otros sectores de IU.

Reneses, nacido en Quintanar de la Orden, provincia de Toledo, en 1955, se define como un tipo al que le gusta el trabajo en equipo. Incluso el trabajo, a secas. “Dedico de 14 a 15 horas”, asegura. Pero en la federación madrileña, que lideró durante dos años, nadie quiere hacer equipo con él. “Reneses, tres meses”, afirman que decía con su retranca habitual Ángel Pérez, verdadero “mandamás” de IU en Madrid según algunos sectores del partido, cuando Reneses lideraba IU en Madrid. Tuvo la osadía de enfrentarse a Pérez, deslizan, y eso fue su final. Pero Reneses, que aún es diputado regional, entro en la ejecutiva de Cayo Lara y allí se mantiene.

Miguel Reneses

Nace en Quintanar de la Orden, Toledo, en 1955.

Ingresa en el PCE y CC OO en 1977.

Alcanza puestos de responsabilidad en IU en Madrid. Es diputado en la Asamblea.

El martes se archivó una causa contra él por acoso sexual.

Miguel Reneses es hijo de una saga de comerciantes. Sus padres y sus tíos tenían una tienda de tejidos y confección —“vamos, de ropa”— en su pueblo toledano. Reneses abandonó Quintanar con 17 años y llegó a Madrid para estudiar lo que entonces era la diplomatura en profesorado. Trabajó en un colegio privado en Alcorcón y aprobó las oposiciones poco después. Por aquel entonces ya militaba en el PCE, pero su principal actividad era sindical. En Comisiones Obreras, claro. Se afilió cuando se fundó la organización, porque conoció gente “con esas ideas e inquietudes”. Y fue un hombre de organización, claro. Pero sindical. Llegó a ser delegado estatal en la federación de enseñanza. Fue entonces cuando dejó el trabajo de maestro, a mediados de los ochenta, y se dedicó a la política en sus diversas formas en exclusiva.

Pero no solo a la política. El diputado, es “muy futbolero” y socio del Real Madrid. Sus otras aficiones son más etereas: “La tertulia”. Está casado con la vicealcaldesa de su ciudad, Fuenlabrada y tiene dos hijos mellizos, ya mayores, de un matrimonio anterior. Vive en esta localidad del sur de Madrid desde 1979. “Entonces era donde nos íbamos a vivir los que no teníamos dinero para estar en otro sitio. Era terrible, con muchos parados y drogas”, rememora. “Estaban las vaquería en el centro del pueblo”, insiste para ejemplificar “el cambio tremendo que ha dado la ciudad en los últimos años”.

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“Mis peores disgustos en política han sido siempre con asuntos internos. Hay compañeros a los que esa palabra les queda demasiado grande”, es el análisis de Reneses, a quien sus “compañeros” de escaño, incluido el líder de la formación en la región, Gregorio Gordo, han pedido la dimisión. “No lleva una vida muy ejemplar”, susurran sus críticos. Él asegura que es un hombre entregado a la causa del partido y a la sociedad.

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