El poder de la paciencia
Daniel Miller considera que este “es un gran momento musical”
El mayor culpable de que ayer por la tarde el festival Sónar disfrutara de un orgasmo colectivo fue Daniel Miller. Quizá el nombre de este británico que avista los 60 años no les diga nada, pero la cosa cambia si hablamos de Mute Records. Y si se recitan los artistas que confían en él (Depeche Mode, Moby, Nick Cave, etcétera), queda poco que decir. Pero además ayer, Miller ofreció en el SónarVillage, el escenario central del festival, una sesión de disc-jockey sublime, de manual. “¿Quién es este señor?”, decían entre el público. Hasta que algún enterado revelaba el secreto y el respetable bailaba con aún más ahínco el house y disco que caía como maná.
Miller terminaba su lección, pasándose ampliamente de la hora y dejó paso a Jacques Greene. Pide cinco minutos de descanso y un botellín de agua antes de enfrentarse a la prensa. Ya con el resuello recuperado, esta leyenda viva cuenta que vendió su sello Mute Records a la multinacional EMI porque llevaba tiempo “sufriendo”, y no se veía siguiendo con esos problemas. “En los noventa la compañía pasó problemas financieros, era la época del brit-pop y, la verdad, no había muchos artistas interesantes”. Eso sí, “tuvimos suerte —admite— y Moby vendió 10 millones de copias con Play” y eso hizo que su sello fuese bien solvente. Pero harto de, entre otras cosas, los dolores de la cabeza de la distribución, pactó en 2002 con la gran multinacional de la música vender Mute (siguiendo Miller con algunos aspectos artísticos concretos del sello) y continuar con sus cosas: descubrir nuevos talentos y avanzar tendencias.
Hace un par de años recuperó Mute Records. “Me interesaba ahora”, dice Miller que avanza que acaba de construir un sello nuevo que solo acogerá música electrónica: Liberation Technologies. ¿Por qué todo esto? “Ser independiente, ser arriesgado es lo que es divertido, es lo que me mueve”, remacha. Miller mide bien sus palabras y solo dice lo que quiere decir. “No tengo ningún secreto”, abunda, pero “a menudo —según Miller— lo que hace falta es tener paciencia”. El padrino de la música electrónica recuerda que “hay años en los que Mute no ficha a ningún artista y hay años que firmamos cinco”. Y otro secretillo: “A los artistas no solo hay que darles libertad, hay que darles tiempo”, susurra travieso.
El productor regala
¿La música de baile está matando la electrónica? “No, ¡qué va! Ahora mismo vivimos un gran momento musical. Hay más gente que nunca haciendo música experimental, avanzaremos”, mantiene Miller. Su obsesión por las “cosas nuevas” le lleva a no poder criticar las descargas ilegales de música y se explica: “Es malo, lo sé, va contra los músicos, pero también facilita el acceso a la música para millones de personas y eso es maravilloso”. Un posible culpable de esta situación “son las grandes discográficas que hace 10 años negaron la realidad, se taparon los ojos, y todo cambió”.
Miller insiste en que cada uno debe saber donde quiere ir. “Tienes que hacer cosas únicas, si no encuentras algo que hacer que te motive tienes que parar”, apunta el productor. Está disfrutando como un niño con el Sónar. Hace una década descubrió aquí a Goldfrapp y no descarta volver a pescar en el festival de música avanzada. Ayer, como mínimo, predicó con el ejemplo, y mostró lo que busca: ritmo y más ritmo.
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