“¡Aquí está la cueva de Alí Babá!”
Miles de empleados públicos se concentran en Sol contra los recortes de Aguirre Reclaman la dimisión de la presidenta y que se frenen las bajadas de sueldos
Mercedes Lázaro casi se desgañita en la Puerta de Sol a ritmo de jota: "¡Arriba, abajo, Aguirre nos quita el trabajo! ¡Abajo, arriba, Aguirre nos quita la vida!!!". Con el banderín de CC OO ondeando bajo el solazo, la mujer ha compartido concentración con otras miles de personas (entre 5.000 y 6.000, según las estimaciones sindicales) contra los recortes que el Ejecutivo autonómico ha incorporado en sus nuevos presupuestos para 2012. Hablaba a voz en grito apretada por la multitud que ha intentado saltarse las vallas que protegían la Real Casa de Correos. Es pinche de cocina en el hospital Clínico desde hace 10 años. Tiene 58.
"Nos echan. En diciembre nos echan", ha explicado rodeada de compañeras. Su oficio de pinche, como otros 26, ha quedado "a extinguir" en el proyecto de Ley. Eso significa que se privatizarán sus perfiles en los centros sanitarios. Nadie ha dicho oficialmente que Lázaro y sus colegas vayan a perder el empleo. Pero los sindicatos, cuenta la mujer, ya lo vaticinan.
“Por mí me da igual”, dice Lázaro, “pero esta…”. Esta es Juani García, embaraza de siete meses. Espera su segunda niña y está separada. El sueldo de 745 euros, con una hipoteca de 610 en una vivienda protegida del Ensanche de Vallecas, no le da. “Llego a fin de mes porque me ayudan mis padres”. García, Lázaro y algunos más de los que han gritado frente a la principal sede del Gobierno regional perderán el 3,3% del sueldo.
El proyecto de Ley de Presupuestos, cuya aprobación está prevista para mitad de julio, prevé recortes del 3,3% a 180.000 empleados públicos, trabajos a extinguir y un 10% tanto a los altos cargos, con los sueldos más altos, como para unos 10.000 interinos (con sueldos mileuristas) que pasarán a cobrar un 10% menos por el equivalente de recorte en jornada.
Entre los concentrados, pancartas que sugieren irónicas “lanzar un canto a la Esperanza” (con una piedra dibujada), gritos que reclaman la dimisión de la presidenta, banderines y pitidos. El plan de Aguirre, que estima 1.045 millones menos para las cuentas regionales, incluye tasas nuevas, encarece otras y mete la tijera a las nóminas de sus trabajadores justo tres meses después de haberles subido de forma general la jornada a 37,5 horas y media, dos horas y media más semanales.
Para las auxiliares de enfermería de una residencia pública de Alcorcón, dos horas y media más a la semana, concentradas en días libres, significan trabajar 16 sábados más al año con unos 20 euros diarios de plus por hacer jornada en fin de semana. “Trabajamos 40 sábados de 52. ¿Cuándo veo yo a mi familia?”, pregunta María Ángeles Calvo en mitad del grupo, con una pistola de agua que dispara de vez en cuando para distraer al calor. El recorte de sueldo previsto significará que perderán unos 35 euros mensuales.
Marta Miranda, con el chaleco del sindicato de auxiliares sobre la camiseta, toma la palabra con cierto cabreo: “Entendemos que hay que ayudar al país, que hay que arrimar el hombro, pero hombre… que lo hagan todos”. Y le sale de carrerilla la lista de los que, dice, no están cumpliendo con su parte: “los bancos, los jueces, los que se llevan indemnizaciones millonarias, los que se quedan con dinero público..”. A sus espaldas pasa una conga de protesta: “No nos mires, únete”, gritan por detrás de las mujeres.
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