Marina Castaño pierde todo su poder en la Fundación Cela
La Xunta sitúa en 2015 la conversión total de la entidad en pública
Marina Castaño enfiló la angosta acera de las Casas dos Coengos como tantas veces. Su paseíllo desde el aparcamiento habilitado junto a la Sarita, la locomotora que trajo a Galicia John Trulock, el abuelo de Cela, se convirtió hace tiempo en el ritual que marcaba la inauguración de cada junta de patronos. Pero la reunión de ayer no era igual a las otras. La de ayer se esperaba desde hace dos años y suponía el fin del gobierno de la viuda sobre la casa y el legado de Cela. La segunda esposa del escritor y gran heredera (que ahora deberá hacer frente a una indemnización a favor del hijo del autor que la Audiencia de Madrid ha fijado en casi cuatro millones de euros) pasó a ocupar al filo de las ocho de la tarde la figura huera de “presidenta de honor” de la fundación del Nobel.
El peso principal, con 10 patronos designados, será del Gobierno gallego
La Xunta, según lo pactado ya en tiempos del conselleiro Roberto Varela al frente de Cultura, la despojó de su poder, tanto a ella como al eterno gerente, Tomás Cavanna, a cambio de librar a la institución de la quiebra contable. Después de varias reuniones en San Caetano, a finales de mayo de 2010, en la misma sala de juntas de la Fundación Camilo José Cela de Iria, se acordó la conversión de la institución privada en entidad “del sector público”. Pero Marina Castaño, según informó la propia fundación, siguió teniendo la última palabra en las decisiones importantes hasta ahora. La integración en la Administración autonómica se aprobó el mes pasado, pero la transición (que incluye un “plan de ajuste económico-financiero”) aún no ha concluido y la fecha estimada para completarla, según el comunicado que difundió ayer la Xunta, es algún día del año 2015. El Gobierno gallego aporta ya más del 50% del presupuesto de la entidad, que depende de las diferentes Administraciones en un 90%. Por ahora, nada del legado de Cela ha sido trasladado a la Cidade da Cultura, aunque en 2010 se había acordado llevar lo más importante: los manuscritos.
Castaño llegó a la reunión en el coche de Dositeo Rodríguez, un histórico del PP que lleva años formando parte del patronato. La hija del político, Covadonga, fue preparada expresamente por Cavanna para relevarlo en el cargo como directora-gerente, y en efecto, cuando la Xunta decidió retirarlo a él, la designó a ella para la nueva etapa. Ayer, además de quitarle el poder ejecutivo a Castaño, la junta de Iria Flavia valió para renovar bastantes puestos y confirmar la nueva composición del patronato, donde el peso principal (10 miembros designados) corresponde a la Xunta. El poder supremo en la comisión lo ejercerá quien ostente el cargo de conselleiro de Cultura, actualmente el también responsable de Educación, Jesús Vázquez.
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