La buena muerte
El reputado filósofo Jesús Mosterín participa en el espacio creado por EL PAÍS y la Universitat
Jesús Mosterín (Bilbao, 1941) es un reputado filósofo, investigador del Instituto de Filosofía del CSIC. Sus reflexiones y libros abarcan un amplio espectro de temas, desde la filosofía analítica hasta la lógica matemática y la filosofía de la ciencia, pasando por la protección de la naturaleza y de los animales.
Uno de los temas que ha abordado el filósofo es el de la eutanasia, la buena muerte. Y sobre él versará la conferencia que impartirá este miércoles, 13 de junio, dentro de Claustre Obert, el espacio de debate y reflexión auspiciado por EL PAÍS y la Universitat de València. La conferencia de Mosterín se enmarca en la exposición La otra cara de la vida. Cultura funeraria, ayer y hoy, que se puede visitar hasta el 31 de agosto en el Palacio de Cerveró de Valencia, sede de l'Institut d'Història de la Medicina i de la Ciència López Piñero (CSIC-UV). El director de este centro, José Antonio Díaz Rojo, será, precisamente, el presentador de la conferencia que tendrá lugar en el Aula Magna de la Nau. Centre de Cultura de la Universitat de València a las 18.30 horas. El vicerrector de Cultura, Antonio Ariño, será el moderador del acto. Como es habitual en Claustre Obert, el público tendrá oportunidad de intervenir y preguntar al finalizar la conferencia.
Sobre la buena muerte, Mosterín colaborador de las páginas de opinión de EL PAÍS, escribió hace unos años en las páginas de este diario: "La buena muerte o eutanasia (en griego, eu-thánatos) es el digno colofón de una buena vida. Cualquier vida es un proceso efímero, y todos tenemos una cita con la Parca. Pero también en una vida efímera, la única que hay, cabe la consciencia y la felicidad. Por desgracia, la mala muerte o cacotanasia (en griego, kako-thánatos) frustra muchas vidas humanas, echándolas a perder al final. En nuestra era tecnológica, la cacotanasia resulta con frecuencia del intento de alargar una vida que ya ha llegado a su fin, añadiendo un capítulo de infierno e indignidad a una biografía que podría haber sido satisfactoria. La dignidad de la vida humana estriba en no aceptar cualquier tipo de vida, sino sólo aquella que, en opinión del sujeto, vale la pena de ser vivida".
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