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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Se rifa

"Si nuestros Gobiernos ingresaran y gastaran los cuartos con algo más de tino, los bolsillos particulares no necesitarían ser esquilmados doble o triplemente"

Aleluya, estamos rescatando una de nuestras más acendradas tradiciones pre-desarrollistas: la rifa. Pero esta vez no para sufragar la verbena patronal o la despedida de los reclutas, sino para que la micro ludopatía popular, la pequeña esperanza de cada cual, mantengan servicios públicos esenciales. Rizando el rizo, sospecho que de seguir así pronto dependerá de la fortuna que podamos optar no ya a un jamón o un pavo vivo, sino a la placa de tórax para el abuelo o al pupitre para las criaturas. Las Vegas de la gente pobre. La tómbola de los derechos.

No se rían, que está ocurriendo donde se flota en oro negro. El 70% de las habitantes del estado mexicano de Morelos son víctimas de la violencia de género, pero de los centros de atención que hospedan a 49 de ellas y atienden a 20 diariamente, han desaparecido 50 millones de pesos, y la directora de los refugios ha impulsado sorteos y bailes benéficos. Así acabarán los grupos valencianos de mujeres que van a ser desalojados a cajas destempladas del piso que hasta ahora les cedía la Generalitat. Vivan las políticas de igualdad y el apoyo a la sociedad civil.

Pero ya no hay tiras de colores con numeritos. Nuestras rifas son tecnológicas y se participa con una llamada o un SMS. Como la que está celebrando ya hace un tiempo Radio Nacional de España bajo la excusa de no sé qué aniversario, aunque de clara intención recaudatoria, probablemente para reforzar su precaria financiación. Ya sé que las radios y telecutres siempre lo han hecho, pero aquí se supone que deberíamos aspirar a una especie de BBC.

O sea, volvemos a la doble tributación ciudadana: a la hacienda pública (quien aún no se haya beneficiado de amnistía) y luego a las diversas causas justas que habrían de ser sostenidas por los presupuestos institucionales pero no lo son. Por ejemplo: ¿por qué Lorca ha de ser reconstruida gracias a un concierto?

En Cataluña se ha producido hace nada un vivo debate sobre el programa maratón contra la pobreza emitido por TV-3. Hay gente muy sensata a favor de estas iniciativas. Pero también la hay en contra de disfrazar caridad de solidaridad, ya que a su entender resta fuerzas a la exigencia de justicia, como sostiene un contraespot que ha arrasado en Internet.

Lo cierto es que si nuestros Gobiernos ingresaran y gastaran los cuartos con algo más de tino, los bolsillos particulares no necesitarían ser esquilmados doble o triplemente, como ocurre ahora con esos micromecenazgos que se nos reclaman por doquier, y que a veces nos dejan con la mala conciencia de no haber aportado lo suficiente para que este libro pueda ser editado, o producido aquel documental que tanto prometía...

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Qué triste, confiar la viabilidad de una obra, una terapia, un techo... en el sablazo a las amistades. O en una rifa donde manda la suerte, una cucharada de la cual parece valer más que un barril de sabiduría (si lo dicen los chinos...).

Chiste viejo de aquí: “En mi casa comemos a la carta”. “¿?”. “Come el que saca la carta más alta".

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