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“Mi familia acude a Cáritas a buscar para comer”

Los pescadores pierden 80.000 euros por el conflicto con Gibraltar y aseguran que no pueden aguantar más

Pescadores en el puerto de la Atunara, en La Línea (Cádiz).
Pescadores en el puerto de la Atunara, en La Línea (Cádiz). J. RANGEL (EFE)

La situación en la que están inmersas las 300 familias de pescadores que dependen económicamente de la flota artesanal de Algeciras y La Línea de la Concepción que faena en aguas próximas a Gibraltar ha generado ya pérdidas superiores a los 80.000 euros. Así lo asegura, al menos, el patrón mayor de la cofradía de pescadores linense, Leoncio Fernández, quien insiste en que “la situación actual no se puede soportar mucho más”.

Los pescadores no pueden realizar su actividad como lo venían haciendo habitualmente, desde que a mediados del mes de marzo el Gobierno de Gibraltar comenzó a impedir que los barcos pesqueros que desarrollan su actividad en la zona siguieran faenando.

A pesar del conflicto, los armadores de los barcos afectados se ven obligados a hacer trabajar a sus tripulaciones, porque “no se puede estar parado”, según Lucas Martínez, armador del Cabo Negro, quien insiste: “Tenemos que pagar los seguros sociales de la tripulación, el gasóleo que gastamos cada día y otros muchos gastos a los que tenemos que hacer frente, y por eso tenemos que pescar”. Y añade: “Hay muchas criaturas que, en las últimas semanas, no han podido llevar nada a sus casas”.

Es lo que le está ocurriendo a muchos marineros, tripulantes de los 53 barcos linenses que pescan en las aguas en conflicto. La cofradía de pescadores de esta localidad decidió suscribir el memorando planteado por Gibraltar y se comprometió a no pescar hasta que se llegase a un acuerdo. Eso les mantiene sin ingresos, lo que llevó ayer al patrón mayor, Leoncio Fernández, a asegurar que él mismo está pasando necesidad. “Mi familia acude a Cáritas para poder tener algo que comer”, manifestó.

“Necesitamos que el Gobierno actúe y haga algo al respecto, porque a la mayoría de estas familias se les ha acabado el crédito y no tiene como subsistir”, dijo Juan Manuel Vázquez, patrón del Unión Vázquez Blanco, quien comparte barco con sus tres hijos.

Las traíñas que realizan su actividad en estas aguas son embarcaciones de entre 10 y 16 metros. Se dedican a la pesca de jureles, caballas, salmonetes y concha fina, y para ello utilizan las artes de trasmallo, palangre y redes de cerco. Su mantenimiento oscila entre los 4.000 y los 6.000 euros mensuales. Una cantidad insoportable con el barco parado. Esta situación nos está costando dinero a los armadores y los pescadores no tienen ni lo justo para comer, concluye Juan Manuel Vázquez, armador del Unión Vázquez Blanco, uno de los barcos más grandes de la zona.

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