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Los problemas judiciales de Tirado frustran su ascenso a la presidencia

El directivo está incluido en la demanda por responsabilidad civil del Banco de Valencia

I. Z.
Antonio Tirado.
Antonio Tirado.ÀNGEL SÁNCHEZ

La candidatura de Antonio Tirado a la presidencia de Bancaja, patrocinada por el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, se frustró este lunes por un cúmulo de circunstancias. Según las fuentes consultadas, Tirado era partidario de acceder a la presidencia si contaba con el apoyo de todo el consejo, cosa que no ocurrió, porque algunos consejeros, entre ellos el socialista José Camarasa ya habían adelantado que no lo votarían. Pero, además, su elección había provocado consternación en distintos ámbitos, dado que se consideraba que reunía casi todos los inconvenientes que tenía el hasta este lunes presidente —José Luis Olivas, a quien iba a sustituir—, empezando por los problemas judiciales.

Ambos están incluidos en la demanda por responsabilidad civil del Banco de Valencia. Forma parte de los señalados en la querella presentada por pequeños accionistas del Banco de Valencia que ha sido admitida a trámite por la Audiencia de Valencia. No es descartable que el FROB acabe denunciándolo también a él. Y tampoco hay que perder de vista la orden del fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce, de instar a los representantes de la Fiscalía Anticorrupción de perseguir cuantas irregularidades hayan podido cometer los gestores de las cajas españolas.

Tirado era, en resumen, según distintas fuentes, una persona muy poco indicada para ponerse al frente de los restos de Bancaja en un momento en que la credibilidad es clave, y que el sector financiero en su conjunto —y aún más el valenciano— se encuentra en el punto de mira de las críticas de la sociedad.

Tras presentar su dimisión, Olivas tuvo que escuchar duras críticas por parte de varios consejeros, entre ellos los representantes del PSPV-PSOE, Comisiones Obreras y de la asociación de consumidores UCE. La más feroz fue, sin embargo, la del abogado José María Mas Millet, vicepresidente tercero de la entidad, que hasta ese momento no había mostrado abiertamente su grado de malestar con Olivas.

A la demanda civil se pueden sumar distintas acciones penales contra Antonio Tirado

Una vez que Tirado no aceptó el cargo, parte del consejo propuso como alternativa a la presidencia precisamente a Mas Millet, que tampoco accedió. En ese momento, con Bancaja sin presidente, se optó por nombrar a Tirado presidente en funciones, dado que ya era vicepresidente primero, por un plazo que en principio no debería superar los dos meses, según las fuentes consultadas. El vacío de poder en la caja llega cuando la entidad deberá maniobrar para intentar que su obra social no sea suprimida por completo.

La dimisión de José Luis Olivas como presidente de Bancaja se daba por descontada desde hacía meses, una vez que todos los estamentos políticos, empresariales y sociales le habían dado la espalda. Olivas todavía era el año pasado el máximo responsable de la caja y del Banco de Valencia, los dos instrumentos financieros más importantes de la comunidad autónoma junto a la CAM. Hoy ambos han desaparecido como tales, a la espera que el adjudicatario del banco mantenga al menos la marca y de que la obra social de Bancaja no se extinga del todo, reconvertida en fundación de ingresos más bien dudosos.

Pero el nombre de Tirado, filtrado por la mañana a la prensa, generó desde primera hora sorpresa cuando no consternación. Problemas judiciales aparte, Tirado hubiera representado en gran medida la continuidad, por muchos motivos, de la gestión de Olivas. Al igual que él, proviene de la política. Fue alcalde socialista de Castellón en la década de los ochenta, aunque hace tiempo que rompió con el partido. Ha actuado como mano derecha de Olivas desde que este accedió a la presidencia de Bancaja en 2004, a pesar de su reciente esfuerzo por distanciarse de su gestión. Es el miembro del consejo más antiguo de la caja valenciana, ya que accedió a él hace 25 años.

Después de mucho tiempo, Tirado rompió su silencio la semana pasada para pedir perdón, dijo, “por no haber podido evitar el desastre”. En una entrevista al periódico digital Valencia Plaza, Tirado responsabilizó en primer lugar a los directivos del hundimiento de la entidad.

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Sobre la firma

I. Z.
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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