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La izquierda ‘abertzale’ y López, sus antagonistas

L. S.

El vizcaíno Iñigo Urkullu (Alonsotegi, 1961) se va a enfrentar directamente en las próximas elecciones autonómicas a dos de sus enemigos más evidentes: la izquierda abertzale y Patxi López. Los soberanistas porque se han situado como el rival a batir, como la razón de existir durante demasiado tiempo de un apoyo incondicional al terrorismo de ETA del que el presidente del PNV abominaba una y otra vez. El actual lehendakari, en su caso, porque Urkullu no tiene con él química alguna; incluso, es posible que hasta no le llegue a considerar, aunque jamás lo diría en público.

A los independentistas siempre Urkullu les ha recordado su pasado, aunque nunca se ha recatado en abrir las puertas de Sabin Etxea para mantener diálogos frecuentes con ellos, sobre todo cuando veía que el final de ETA se acercaba. Ahora, el presidente del PNV sabe que son sus rivales directos, que se encuentran más cerca que nunca de arrebatarle el poder por el que suspira después de la llegada de los socialistas al Gobierno, esa espina que tiene clavada desde que, con el apoyo del PP, hizo inútil la victoria de Ibarretxe.

Volver al poder

La recuperación del poder se trata, sin duda, del auténtico reto que le aguarda a este hombre de partido, diplomado en Magisterio, de origen humilde, padre de tres hijos, afable y cordial en el trato, de costumbres recatadas, poco dado a la juerga, amante del fútbol, afiliado desde los 16 años al PNV, donde lo ha sido todo internamente hasta llegar a la presidencia del EBB. Desde luego, pasará a la historia como el único afiliado jeltzale que siendo presidente del partido fue propuesto como candidato a lehendakari. Posiblemente a estas horas, Carlos Garaikoetxea esbozará una sonrisa porque ya no es tiempo de lamentarse de lo que no pudo ser en su día y acabó en una escisión que, curiosamente, tanto ha influido en el comportamiento de Urkullu cada vez que ha tenido dialécticas internas con el sector que lidera Egibar.

La nueva opción del PNV para recuperar el poder en Euskadi alcanzó un reconocido protagonismo durante la recta final del mandato de Rodríguez Zapatero. Los nacionalistas exprimieron al máximo la debilidad parlamentaria del anterior presidente del Gobierno central consiguiendo victorias políticas que diezmaron, de paso, la imagen de Patxi López, a quien ahora pretende suceder.

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