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CONGRESO SOBRE MEMORIA Y CONVIVENCIA

“Se puede avanzar sin perdón”

Giorgio Bazzega, hijo de Sergio Bazzega, víctima de las Brigadas Rojas, comparte mesa en el Congreso sobre Memoria y Convivencia con Adriana Faranda, exmiembro del grupo terrorista

El periodista Gorka Landaburu, junto a Giorgio Bazzega y Adriana Faranda.
El periodista Gorka Landaburu, junto a Giorgio Bazzega y Adriana Faranda.JESÚS URIARTE

"Es importante que Adriana y personas que han hecho su mismo recorrido hablen para cerrar el círculo". Giorgio Bazzega, hijo del policía Sergio Bazzega, víctima de las Brigadas Rojas, ha compartido esta mañana la mesa redonda 'Del terrorismo a la convivencia' con Adriana Faranda, exmiembro de la banda terrorista, en el marco del Congreso sobre Memoria y Convivencia que mañana cierra sus puertas en Bilbao.

Ambos han explicado sus experiencias personales. Tras hundirse en el "odio, el rencor e incluso el deseo de venganza", Giorgio, que tenía dos años y medio cuando mataron a su padre, comprendió que la espiral en que se había metido solo le llevaba a la "autodestrucción". Además, su padre "amaba la vida" y quiso seguir su ejemplo. "El diálogo puede derribar armas", opina el joven, que contactó con exmiembros del grupo e incluso invitó a uno a un acto de homenaje a su padre, gesto por el que fue "muy criticado por otras víctimas".

Bazzega se muestra muy crítico con el papel del Estado italiano y los sucesivos gobiernos. "No se ha obtenido la verdad judicial de muchas situaciones", critica. El joven no ha querido aclarar en público se perdonó a los asesinos de su padre por ser una cuestión "íntima", pero ha señalado que "sin perdón también se puede avanzar".

En su caso, Faranda, que, como Giorgio Bazzega, se declaró "muy emocionada", explicó que en la época álgida de las Brigadas Rojas ella y sus compañeros pensaban que "la violencia era un mal necesario, no algo de lo que estar orgulloso". La exterrorista, que participó en el secuestro del primer ministro italiano Aldo Moro, señaló que a lo largo de los 55 días que duró el secuestro "poco a poco se desvanecía el presidiario y aparecía el ser humano". Fue entonces cuando comprendió que "ningún ser humano puede elegir sobre la vida de otro". Faranda ha leido además una emotiva carta de la hija de Moro, con quien se reunió, en la que ésta segura que "todos juntos podemos colocar el pasado en su lugar".

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