The Boss: buenos tiempos para el héroe

Parece una cruel paradoja, pero los tiempos se han alineado con Bruce Springsteen. Es en momentos de crisis y de injusticia cuando el rock puede recuperar la fantasía de radicalidad, sentido crítico, honestidad y beligerancia que en tiempos de bonanza parecen puramente rituales. Un personaje como Bruce Springsteen (Nueva Jersey, 1949), todo corazón, nada a favor de la corriente en momentos como los actuales, tal y como refieren todos los comentarios que el inicio de su gira en España han generado las págines y páginas que se le han dedicado. Con esta ola a favor, con el 15-M como destinatario de su apoyo y con un cancionero que en su último disco Wrecking ball pone el punto de mira a la injusticia, The Boss actuará hoy y mañana en Barcelona, en el Estadi Olímpic Lluís Companys (a las 21 horas) en un cita que se imagina de proporciones precisamente olímpicas.

De hecho, el lleno solo está garantizado hoy, ya que la venta de entradas para el concierto del viernes según la promotora, Doctor Music, todavía quedan entradas a pesar de que ya se hayan vendido más de 40.000 entradas (el Estadi Olímpic tiene un aforo de 55.000 personas). Esta situación es la tónica de los conciertos de Springsteen que ya han tenido lugar en España, donde no ha conseguido el pleno ni en Sevilla (domingo pasado), ni en Las Palmas (martes).

Esto no quiere decir necesariamente que The Boss haya perdido capacidad de convocatoria, si no más bien que se ha pensado que mantener los precios al nivel de 2009 hará que el público pueda afrontar un gasto por entrada que en Barcelona oscila entre los 60 y los 83 euros. Otro elemento para la reflexión: España és el país de Europa que más conciertos acoge de The Boss, un total de sis contra los cuatro que ofrecerá en Reino Unido y los tres de Francia y Alemania.

Cifras al margen, The Boss promete para los conciertos de Barcelona la misma receta que con indiscutible éxito despliega desde 1981, cuando debutó en el Palau dels Esports. La energía física, la naturalidad, la empatía con el público y la ausencia de despliegue tecnológico —redudico a los equipos de sonido— y escenográfico son sus marcas de la casa. A pesar de esto, la cuestión pasa este año para confirmar si la potencia escénica de Bruce Springsteen ha iniciado su curva descendiente, tal y como se intuyó en la última visita en Barcelona ahora hace cuatro años. El primero de aquellos conciertos en el Camp Nou mostró un Boss eficiente pero no magnético, en cualquier caso muy lejano de sus extraordinarios directos en la ciudad, donde incluso caían rendidos los más tibios de sus seguidores. De todas maneras, todo parece indicar que The Boss ha vuelto a su mejor versión.

En lo que se refiere al repertorio mostrado en la capital andaluza, y que como es habitual en su caso puede variar de ciudad en ciudad, interpreta ocho piezas del último disco, con las inevitables We take care of our town, Wrecking ball y Jack all trades además de un surtido de éxitos repartidos por una discografía que ya tiene 17 referencias en estudio.

Bruce Springsteen es otra vez The Boss, pero ahora en un momento en que su música puede resultar balsámica.