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El ambicioso imán Springsteen

El músico actúa este jueves y viernes en el estadio olímpico de Barcelona

Bruce Springsteen durante un concierto.
Bruce Springsteen durante un concierto.BORJA SUAREZ (REUTERS)

Bruce Springsteen (Nueva Jersey, 1949) es uno de los iconos globales del rock contemporáneo, y más en concreto uno de los grandes continuadores más influyentes de la música popular norteamericana, algo en lo que le aventaja quizás por veteranía un tal Bob Dylan. Springsteen inició su gira europea de ‘Wrecking Ball Tour’ el pasado domingo en Sevilla y lo hizo por todo lo alto. Acaba de actuar en Las Palmas y ahora toca el turno a Barcelona (17 y 18 de mayo). Es el momento del Estadi Olímpic Lluís Companys. Para el primer concierto hay lleno absoluto. Pero ¿qué pasa con el segundo que todavía quedan entradas? ¿Pincha Springsteen en España tras treinta años de inicio? La respuesta es no.

En España siempre ha triunfado. Y en Barcelona quizás el éxito sea más rotundo que en otros lugares. El romance de la capital catalana con Springsteen se remonta al concierto que el rockero norteamericano ofreció en el Palau d’Esports en 1981, en la gira de The River. Memorable según las crónicas. Jordi Bianciotto, periodista y crítico musical, y además coautor --junto a la también periodista Mar Cortés-- de Bruce Springsteen en España (Quarentena Ediciones) recuerda: “Bruce Springsteen tiene una relación especial con Barcelona, de hecho llegó a decir que le gustaba la falta de cinismo del público de aquí”. De hecho, según Bianciotto, “cuando Bruce ha tenido algún momento complicado siempre ha contado con Barcelona en sus giras porque sabe que no le falla, como en 1992 o en 1999”.

Salvador Trepat es el responsable de Point Blank (www.noticiasbruce.com), un fanzine convertido en blog y dedicado a The Boss, del que cada día 8.500 fanáticos esperan en su correo electrónico material fresco. Lo sabe todo. No es un club de fans, es una auténtica agencia de noticias. “Bruce adapta su repertorio cuando llega a Europa, és más de estadio, más festivo”, asegura este gran conocedor de las rutinas del creador de Born to Run.

Pero ¿Viene demasiado a España? ¿Se está quemando? No, tampoco es eso. El programa español de Springsteen comprende Sevilla, Las Palmas, Barcelona por dos veces, San Sebastián (2 de junio) y Madrid (17 de junio), nada menos que el Santiago Bernabéu. Es ambicioso. En esto están de acuerdo Bianciotto y Trepat. La promotora, Doctor Music, prefiere no manifestarse sobre los números de entradas vendidas en el segundo bolo barcelonés. El primer concierto se agotó en un santiamén. El segundo es otro tema. Llenar por segunda vez el Estadi Olímpic Lluís Companys es complicado si los fans vascos y andaluces ya no tienen porqué salir de sus feudos para ver al Boss. Eso, y la crisis, con entradas a más de 65 euros tiene su miga.

Como muchos otros seguidores, Trepat acudirá a todos los conciertos de Bruce Springsteen en España y a los de Francia. “Hay quién se atreve a hablar de fracaso, incluso algunos fans, pero ¿quién se atreve a hacer tres estadios grandes en España? No es ningún fracaso”, mantiene el responsable de Point Blank que agrega que “Springsteen sabe diversificar”. Bianciotto considera que el de Nueva Jersey sabe dónde tiene que ir: “En París solo hace un concierto, en un pabellón mediano de Bercy y en cambio en Gotemburgo tiene previstos dos estadios de 60.000 espectadores de capacidad”. Otra cosa es la crisis en Suecia y la crisis en España.

El Boss sigue en forma. “No se va a jubilar”, asegura Bianciotto. “Cada vez tiene más pegada entre los jóvenes” apunta Trepat. La media de edad de los conciertos en Estados Unidos es más elevada que en Europa. Además, la vertiente política y comprometida de Bruce Springsteen ahora vende bastante, le diferencia de otros artistas. Este elemento se ha ido agravando con el tiempo. Lo más evidente fue su apoyo explícito a la candidatura a la presidencia de los Estados Unidos de América del senador demócrata John Kerry en 2004. En Sevilla empezó el concierto con Badlands, todo un símbolo. La letra dice: “Poor man wanna be rich, rich man wanna be king / And a king ain't satisfied till he rules everything” (el pobre quiere ser rico, el rico quiere ser rey, y un rey no estará satisfecho hasta que lo gobierne todo). Una canción de 1978 más actual que nunca, los viejos rockeros nunca mueren.

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