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Gallardón pone a Madrid de ejemplo de que España puede igualarse con Alemania

El Ayuntamiento rinde homenaje al exalcalde entregándole la medalla de oro de la ciudad El cineasta Alejandro Amenábar agradece a la capital "la libertad para vivir" su "condición sexual" El sacerdote Joaquín Garralda loa la política social del ahora ministro de Justicia

Gallardón abraza a Botella al recibir la medalla.
Gallardón abraza a Botella al recibir la medalla.GORKA LEJARCEGI

Igual que durante unos meses, en 2003 y merced al escándalo del tamayazo, Alberto Ruiz-Gallardón hubo de ejercer simultáneamente los cargos de presidente de la Comunidad de Madrid y alcalde de la capital, este mediodía ha vuelto a ser regidor por un día sin dejar de ser ministro de Justicia, regresando en olor de multitudes al Palacio de Cibeles, que tanto costó a los madrileños adecentar a la altura de sus aspiraciones estéticas y políticas.

Lo ha hecho para recibir la medalla de oro concedida por el Ayuntamiento (con el voto favorable de PSM e IU, que hoy ha agradecido, y la oposición de UPyD), pero ha aprovechado además para ejercer de maestro de ceremonias, loando al resto de homenajeados y palideciendo el protagonismo de su sucesora, Ana Botella, que con el fervor que le profesa tampoco ha dudado en cederle los focos en el que era en todo caso su primer San Isidro, fiesta mayor de la ciudad.

Gallardón, Botella, el padre Garralda y Amenábar, durante el acto.
Gallardón, Botella, el padre Garralda y Amenábar, durante el acto.GORKA LEJARCEGI

Gallardón ha podido al fin despedirse de Madrid como debiera probablemente haber hecho en diciembre, cuando marchó casi a hurtadillas a la llamada de Mariano Rajoy, y lo ha hecho con un discurso brillante, como lo suelen ser todos los suyos, y un agradecimiento emocionado a la ciudad que tanto le debe (a él y, gracias a él, a los bancos) y a la que también tanto debe.

La ciudad homenajeaba también este mediodía, aunque en un grado inferior en la escala de boato, al cineasta Alejandro Amenábar y al sacerdote Jaime Garralda. Amenábar, de origen chileno pero hijo adoptivo de la capital, como él mismo se ha definido, ha desgranado en un discurso breve pero extraordinario los tres motivos por los que dice “sentirse madrileño desde hace tiempo”.

“Porque Madrid me ha dado trabajo, que no es poco con la que está cayendo; porque me ha dado libertad, me ha dejado vivir mi condición sexual haciendo lo que quiero, yendo a los sitios que quiero; y me ha dado mucho alegría”. Lo ha dicho ante una alcaldesa recordada por muchos por las patosas metáforas con las que ha ilustrado su oposición al matrimonio y la adopción por parejas del mismo sexo, pero que sin embargo ha probado con creces no ejercer la discriminación homófoba.

Garralda, muy emocionado, ha ofrecido su bendición como sacerdote a los madrileños y a su Gobierno, en agradecimiento por su “comportamiento cristiano” en el trato a los desfavorecidos. “Hace 20 siglos, en Oriente Próximo, un tal Jesús, que nació en Nazaret, un personaje histórico, nos dijo quiénes eran los marginados: desnudos, presos, peregrinos y enfermos.

Trabajadores municipales protestan contra la medalla a Gallardón a las puertas del Ayuntamiento.
Trabajadores municipales protestan contra la medalla a Gallardón a las puertas del Ayuntamiento.G. L.

Han pasado 20 siglos y siguen siendo los mismos: los desnudos son los sin techo; los presos en la cárcel; los peregrinos, que ahora se llaman inmigrantes sin papeles; y los enfermos, antes de lepra, hoy de sida y por la droga”. Garralda ha loado la política de drogodependencias de Gallardón (“ya no son drogotas sino enfermos con derecho a tratamiento”), sin recordar tal vez que las apreturas económicas de los últimos tiempos la han dañado, o que el Ayuntamiento planea ceder esa competencia al Gobierno regional pese a la oposición de profesionales y expertos.

Gallardón ha glosado en su discurso "los 3.113 días" en los que tuvo “la oportunidad” de ser alcalde, “con seguridad la experiencia más intensa” de su vida, según ha dicho. “Madrid es sentirse concernido por todo, por la economía y la cultura, por los sueños del que llega y por las oportunidades del que no quiere marcharse, por las tensiones sociales y por la tolerancia de una sociedad abierta. Todo en Madrid se convierte en símbolo de otra cosa, el que se encarama al rompeolas comprende su tiempo, lo vive todo. Vivir debería bastar, pero todos queremos algo más. Anhelamos construir una realidad mejor”, ha dicho. “La utopía no representa a la sociedad perfecta, sólo busca una sociedad radicalmente mejorada” en la que “los límites se amplían hacia lo imposible”, ha añadido.

En su opinión, “España hoy tiene que demostrar” todo lo que “Madrid en los últimos años ha demostrado”, como la ciudad europea más pujante de la primera década del siglo, ha dicho, probando que “el corazón urbano de España sabe latir con la misma fuerza que el de Alemania”. Tras destacar la labor de Botella, de la que aprecia “su sentido común, su entrega y su cercanía a los madrileños”, ha concluido asegurando que su “carrera dedicada a Madrid hoy ha tomado otro rumbo al servicio de España”, pero “no olvida ni de dónde ha partido ni cuánto debe” a los madrileños. “Con esta medalla estáis ofreciendo un hermoso pretexto a una persona algo tímida, dejad que aproveche este momento y os diga de todo corazón, gracias, muchas gracias”.

Lissavetzky carga contra Rajoy

El portavoz municipal socialista, Jaime Lissavetzky, ha criticado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por actuar de forma “irresponsable” e “ir por libre”, sin buscar el apoyo de la oposición, lo que a su juicio ha provocado que el país esté “sobresaltado”. “Acordar significa hablar y ceder, y si va echando la culpa al empedrado mal vamos”, ha dicho el líder socialista en su visita a la pradera de San Isidro. Rajoy “no está a la altura” de lo que necesita España, ha concluido. Respecto al 15-M, ha calificado de “problema puntual” las detenciones policiales durante las concentraciones, y ha apostado por “tener los ojos y oídos abiertos” ante las reflexiones de este movimiento.

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